EL SUFRIMIENTO
Con el padecimiento a que nos tiene sometidos en Colombia el invierno, pensé en buscar una explicación, que nos permita vencer el sufrimiento, o mejor en transformarlo en un motivo para pensar en cómo podemos estar bien, aceptarlo y vencerlo. Saber qué motiva a la ley natural para hacernos sufrir, puede llevarnos a reflexionar sobre lo que tenemos de malo en nuestro interior, que nos pueda fortalecer contra el dolor en general, en base a que hagamos el bien y corrijamos el error.
Y llegué a esto, porque es muy sencillo dar gracias cuando recibimos un bien. Un verano o una primavera por ejemplo. Pero resulta cuesta arriba, o incluso impensable, dar gracias por el sufrimiento de este invierno. Exploremos la radical idea de que el sufrimiento sirve para más de un propósito positivo en nuestras vidas. Según el diccionario, el sufrimiento es agonía, aflicción, dolor intenso o pena. En cambio según la Biblia es la motivación para quitar la vista de las cosas temporales para poder ver las realidades eternas en nuestro interior, (Fil. 3:8).
Filipenses nos habla del verdadero camino de la salvación cristiana, exactamente. San Pablo dice sobre su amor a Jesús: “…por quién perdí todas las cosas…”, y lo dice para ganar por encima de las cosas materiales, la felicidad espiritual y el amor puro que le inspiraba Jesús.
Por eso por más crudo que sea el invierno, y con el agua en el pescuezo, podemos tener la fuerza para salir adelante, e incluso sonreír. Lo importante es conservar el espíritu. Aquello que puede trascender y darnos fuerza para vivir en el dolor. Porque casi nunca pensamos que estamos volando en una pájaro que se llama Tierra, alrededor del Sol, y que no sólo la vida es un soplo, sino que ese mismo pájaro está pasando por el calentamiento global, (causa del invierno), y puede además ser alcanzado por explosiones solares, que según la NASA las hubo en febrero y junio del 2011, y las seguirá habiendo. Y es probable que sea cazado ese pájaro tan pequeño, que se llama Tierra, frente a los Big Bang del cosmos, que se suceden a diario en menor escala que el primero que formó nuestro actual sistema universal, y nos lleve a decir adiós a todo lo que vemos.
Pero tranquilos. Mateo nos trae la solución a nuestra pena. Dice que con el sufrimiento Dios atrae nuestra atención. De hecho no deberíamos esperar al sufrimiento para volver los ojos a Dios, pero seamos sinceros, cuando todo va bien, pocos somos capaces de entender que es Dios quien merece el mérito y no nuestras propias fuerzas y habilidades. Sólo cuando las cosas salen mal y las cargas de este mundo nos agobian, es que volvemos los ojos hacia el Creador. Jesús es un maestro bondadoso. Citado por Mateo es muy claro, (Mat.11,28-29): “Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.”
Sufrimiento como el que padeció Jesús en la cruz, creo que a cualquier ser humano le queda grande. Y además decir: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”, es inimaginable que salga una frase así en ese ser humano, apegado a lo material, y seguramente, quién jamás ha tenido la intención de llegar a su interior, para entender las palabras de Jesús. Ese ser que nos ha enseñado cómo vivir la vida, sometido a la felicidad, y claro, al sufrimiento.
Entonces, frente al invierno, no nos queda sino ser mansos y humildes de corazón, y empezar a trabajar por reconstruir cada día todo lo perdido en lo material. Y con el espíritu de Jesús, decir entones: ¡Adelante! Antes de que se termine el tiempo!
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