sábado, 18 de febrero de 2012

LECCIÓN DE CRISTO 16_02_2012


MARCOS

Marcos 6, 45-52. Jesús camina sobre las aguas. Antes de hacer esto Jesús obligó a sus discípulos a subir a la barca, para ir hacia Betsaida (Betsaida o Betseda, del griego: Βηθσαΐδα, lugar de pesca, es el nombre de dos lugares en Israel mencionados por la Biblia), y hacía esto mientras se despedía de la gente que lo seguía.
Jesús se retira a orar; ejercicio que Él hacía para pensar en los hechos. Es un discernimiento sobre la acción, necesario para el Hijo de Dios, cuando actúa como ser humano. Un ejemplo que nos da, porque la fe se ejerce con hechos, que tienen obvias consecuencias. Como decíamos, Jesús se retira a orar solo, mientras los discípulos están en el mar pescando.
Jesús camina sobre las aguas hacia ellos, porque los ve fatigados, y con el viento en contra. Ellos creen que es un fantasma, y están turbados, cuando Él les dice: ¡Ánimo!
El viento amainó, y los discípulos están ahora estupefactos. Marcos describe aquí su ignorancia, porque cómo no entendieron la primera multiplicación de los panes, y ahora, tampoco se dan cuenta del milagro de caminar sobre las aguas. No tienen la menor idea con quién están.
Por eso Jesús les dice: “Ánimo, soy yo, no temáis”. Y es un ejemplo de cómo en nuestro interior ocurren esos milagros, que pasan como respuesta del amor de Dios a nuestra incapacidad de entenderlo. Dios no tiene los defectos de los humanos, como no tener la poca fe que los discípulos tenían entonces, y que era necesario para Jesús cambiar, por la verdad, la fe verdadera. Los hechos de Jesús son milagrosos por eso. Él ve la necesidad de hacerlos para cambiar la miopía del hombre, que aprecia pescar peces, antes que mirar hacia un interior, para explicar la realidad milagrosa que viven con Jesús. Ante esto, Jesús hace proezas, frente a la terquedad de los seres humanos para entender la espiritualidad.
Pensemos por un momento qué pasa cuando miramos la cruz. Como no vemos el triunfo del amor sobre el pecado. Como no vemos la misericordia infinita de Dios y su amor por nosotros. Muchos no creen que al mirar la Cruz están salvados. Que ese amor es gratuito además.
Eso explica por qué los discípulos no entendieron la multiplicación de los panes, y tampoco por qué camina sobre las aguas. Como no entienden muchas de sus palabras. Por ejemplo: amar a los enemigos. Por ejemplo no juzgar. Y la necesidad que tenemos de volver a leer el Nuevo Testamento, quizás el único libro con casi 2000 años que sigue vigente, y que se transforma en nuevo, cada vez que lo leemos.
    

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