LECCIÓN DE CRISTO 26_4_2012
MARCOS
Capítulo 10, 1-52. Se acercan unos fariseos a
Jesús, y le preguntan: “¿Puede el marido
repudiar a su mujer?”. Ellos se sustentan en que Moisés lo permitió. Pero
Jesús les habló de su Padre, diciendo que desde el comienzo de la creación: “… los hizo varón y hembra”… “…y los dos se harán una sola carne. Pues
bien, lo que Dios unió que no lo separe el hombre”. Y a los Discípulos les
dijo más tarde que los que hagan esto, tanto varón como hembra, cometen
adulterio. La Biblia de Jerusalén dice al respecto que el derecho romano lo
dice para ambos, porque el derecho judío solamente concedía el derecho de
repudio al hombre, y no a la mujer. Y como los Discípulos le reñían, les dijo
Jesús: “Dejad que los niños vengan a mí…”,
porque el ser niño aunque sea dependiente, tiene una personalidad infantil,
clara, sin los complejos de los adultos. Ellos, los Discípulos, pueden entender
lo dicho sobre el repudio, si lo aceptan como niños. Y concluye Jesús: “Yo os aseguro: el que no reciba El Reino de
Dios como niño, no entrará en él.” Luego aparece un hombre rico que le
pregunta a Jesús que debe hacer para alcanzar la vida eterna. Jesús le dice que
venda todo lo que tiene y lo dé a los pobres. Pero el rico se marchó
entristecido. A pesar de que el rico le dijo a Jesús que cumplía con todos los
mandamientos: no matar, no cometer adulterio, no robar, no levantar falso
testimonio, no ser injusto y honrar a padre y madre. Ya en compañía de sus
Discípulos, les dice que es más fácil que pase un camello por el ojo de una
aguja, que un rico entre el Reino de los Cielos. Ellos quedaron turbados, pero
Jesús les dice: “Para los hombres es
imposible, …pero no para Dios, porque
todo es posible para Dios”. Pedro se queja haciéndole ver a Jesús que los
Discípulos lo han dado todo por Él. Jesús les dice que recibirán el ciento por
uno, y además la vida eterna. Más adelante les habla del tercer anuncio de su
Pasión. Les hace ver con esto que además de todo lo que le dijeron los
Discípulos, que ellos habían dado, Él va a dar la vida por ellos y por el
mundo. ¡Qué contraste! Pero claro que ellos no comprendieron lo que les dijo
Jesús. Como siempre en estos momentos los seguidores no entienden a Jesús. Lo
van a comprender luego de la Resurrección, y aún así, aún no se abre para ellos
la misión del Mesías en su totalidad. Santiago y Juan le piden a Jesús que les
conceda sentarse al lado de Él en la gloria. Jesús les pregunta: “¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo
con que yo voy a ser bautizado?”. Ellos le dijeron que sí, y Jesús les
explica que no es cosa de Él, el conceder esa prerrogativa de sentarse a su
lado. Les dice: “…es para quienes esté
preparado”. Los otros Discípulos al oír eso se indignaron. Jesús les dice: “Sabéis que los que son tenidos como jefes
de las naciones, dominan como señores absolutos y oprimen a los demás con su poder. Pero no ha de ser así
entre vosotros, sino que el que quiera ser grande entre vosotros, será vuestro
servidor, y él que quiera ser el primero, será esclavo de todos, que tampoco el
Hijo del Hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como
rescate de muchos”. Cuando Jesús llega a Jericó, acompañado de sus
Discípulos, un ciego lo llama para que le cure su ceguera, gritando para que lo
oyera, y lo cura. Y al instante recuperó la vista y le seguía por el camino. Es
increíble poder tener fe para vivir esos momentos que relata Marcos, que son
inolvidables, para ver la obra que hizo el Hijo de Dios para salvar el mundo.
Hacer el esfuerzo para imaginar cómo fue cada circunstancia que revela Marcos,
apenas unas décadas después de haber sucedido. No se olvida de todo lo fundamental:
la curación del ciego que acabamos de ver. La comprensión del problema del
divorcio sin repudio para hombre y mujer, conscientes de que lo que Dios une,
no lo separe el hombre. El descubrimiento de lo que son los niños, y el ejemplo
que nos dan con su inocencia. El problema de los seres ricos, que no se
despegan de lo material. El tercer anuncio de su Pasión, que los Discípulos no
entienden cabalmente. La importancia de la humildad para llegar al Reino de los
Cielos. Y la sugerencia de Jesús para los que quieran ser los primeros. Les
dice: deberán hacerse esclavos de todos.
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