LECCIÓN DE CRISTO 26_7_2012
SAN JUAN
EVANGELISTA
Juan, llamado el
Evangelista, fue un escritor místico del cristianismo primitivo, al que la
tradición considera autor del Evangelio según San Juan, y de otros escritos
afines, (joánicos), como el Apocalipsis y de tres cartas, 1 Juan, 2 Juan y 3
Juan. Hay que señalar que el Evangelio de San Juan era anónimo en su origen, y la
tradición cristiana más antigua le asigna ese nombre desde casi el primer
momento. El autor del evangelio escribe para personas que no conocen las
costumbres judías. Según la tradición, para las iglesias de Asia.
Juan es, de los cuatro
evangelistas del Nuevo Testamento, el más poético y conceptual. Juan el
Evangelista suele asimilarse a la figura del discípulo amado a través del
pasaje conclusivo dado en Jn 21,24. Dicho discípulo, del que sólo se tiene
constancia a través del Evangelio de Juan es más conocido por estar recostado
sobre el pecho de Jesús durante la última cena (Jn 13,23).
Ireneo de Lyon cuenta que
Juan, después del martirio de Pedro y Pablo, se estableció en Éfeso. La
tradición nos dice que fue llevado a Roma, y el emperador Domiciano ordenó
quemarlo con aceite caliente. No se le considera como un apóstol mártir según
la tradición. Se salvó del martirio y fue desterrado a la isla de Patmos, donde
escribió el Apocalipsis. Fue maestro de Policarpo de Esmirna. Después de morir
Domiciano asumió Nerva como emperador. Juan pudo entonces volver a Éfeso, donde
escribió el resto de sus escritos y murió. Su fiesta, el 27 de diciembre, se
celebra con el color litúrgico blanco.
En la introducción a Juan
en la Biblia de Jerusalén, se dice que corresponde a la más antigua predicación
de la Iglesia: una proclamación de la medianidad y divina filiación de Jesús,
partiendo de los “signos”, para desarrollar la fe en Cristo y obtener así la
vida.
El evangelio de Juan se
presenta mostrando el testimonio de Juan el Bautista sobre Jesús. Refiere a continuación
una serie de episodios relativos a la vida de Jesús, muchos de los cuales coinciden
con los de la tradición sinóptica. Y termina con los relatos de la Pasión y
Resurrección.
Se distingue de los otros
evangelios por numerosos rasgos: milagros que los sinópticos ignoran, largos
discursos y cristología mucha más desarrollada, insistiendo especialmente en la
divinidad de Cristo.
NOTA: el próximo 9 de agosto se reanuda la Lectio Divina,
todos los jueves a las 7 p.m., en la Iglesia de Santa Bárbara, en la Plaza de
Usaquén, al lado de la entrada del despacho cural.
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