lunes, 29 de noviembre de 2010

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 81


El error humano de las armas

Mi compañero de caminatas me sorprendió ayer con un sueño que tuvo, que lo trasladó 10.000 años adelante. Lo miraba incrédulo, pero él actuaba como si todo fuera verdad. Los sueños, no son sueños, me decía, al contrario son una realidad que lo conmovió hasta el cogote. Y juró que se sintió mejor que nunca; era para él una revelación bíblica de estricto cumplimiento. Negarla era herejía.
Era el 12010, me explicó, cuando caminaba por la plaza de Bolívar y se encontró con el Alfonso Cano (12010) de entonces. Me cuenta que no estaba barbado, ni con el consabido camuflado, sino vestido con un traje común y corriente. Tanto que al principio no supo quién era. La aproximación la hizo Cano, ofreciéndole una manotada de arroz integral, y lo invitó a sentarse con él, para que llegaran las palomas revoloteando por todos lados en busca de un grano de arroz. Se sentaron cerca de la estatua de Teneranni de Bolívar, que Cano (12010) siempre quiso cambiar por la de Santander, porque le parecía que el Hombre de las Leyes le parecía mejor mirando al Congreso que Bolívar, luego de comprender que la constitución boliviana hecha por el Libertador, era de corte monárquico.
Cano (12010), desde hace un tiempo se aficionó por las normas de derecho dizque porque la ONU había acordado suprimir las armas en todos los países del globo. La norma entonces, era lo único que servía para luchar por el pueblo. El Estado de Derecho, le parecía a Cano (12010) lo último en guarachas…
Me reí a las carcajadas con mi sueño, dijo, mientras las palomas se nos paraban hasta en la cabeza. Algunas nos regalaron una deposición en el vestido. Y otras nos picaban la mano para sacar el grano.
Pero aquello no me parecía un sueño, me explicó. ¡Hubo que hacerlo!, afirmó con un tono concluyente, y escribió el sueño para la prensa, y cuando yo le dije que no habría nadie quién le creyera semejante cuento… Se rió afirmando con la cabeza, y haciendo con ambas manos un círculo en cada sien, significativo del suicidio. No creas, me respondió mirándome a los ojos. Quedábamos en el mundo apenas 150 personas, luego de terminada las guerras de siempre, entre Irán y los Estados Unidos, las Coreas, los palestinos y los judíos, etc., etc. A propósito no quedaron ni un solo judío y ni un solo palestino. El último que sobrevivió a la lucha, se suicidó, cuando se vio solo.
Hacía poco se había reunido la ONU, formada por 10 sobrevivientes, para acordar la supresión de las armas y establecer al fin el respeto por la vida de los seres humanos. Hubo consenso unánime para evitar por medio de las normas, todo homicidio humano. Escogieron a Colombia para reunir a los sobrevivientes. Se dispuso el uso de un solo idioma, y una sola nación, una sola creencia y una sola autoridad civil. Colombia era ideal porque tiene tres cordilleras que forman 6 vertientes con todo los climas. La fauna y la flora eran abundantes. Y como existía el carro eléctrico desde hacia varias décadas… (habían quebrado Chávez y los países petroleros del Asia Menor), de manera que el efecto invernadero del mundo se transformó a como era en el principio de los tiempos la atmósfera pura y diáfana.
Cano (12010) parecía feliz lleno de palomas en torno a él. Es necesario que salvemos a la humanidad, dijo, como descubriendo el agua tibia. Había surgido entonces una sola ideología, pues todo el mundo estaba convencido hasta la saciedad que la violencia no fue nunca la solución a los problemas humanos. Se convencieron todos que el amor puro era la solución a todos los conflictos. Y así terminaron… Y a diferencia de aquellas épocas de guerras, nació en cada corazón una creencia sublime: la vida humana no era hecha en los países desarrollados, sino que fue un tipo que se llamaba Dios y que Él mismo había mandado a su Hijo para enseñar a vivir en el Amor, pero que nadie le hizo caso, porque las diferencias violentas humanas, no lo permitieron.
Bueno, concluyó mi compañero de caminata, llevé el artículo a los periódicos y me dijeron que eso no tenía “rating”, luego no era publicable.  Amén.

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