EL CALENDARIO HEBREO
Para convertir el año gregoriano en el calendario hebreo hay que sumarle la cifra 3760 + 2011= 5771. Si quisiéramos saber cuando, más o menos aparecen Abraham y Moisés, por ejemplo, tenemos lo siguiente. Abraham debió nacer en Ur, en Caldea, según algunos autores en el siglo XV a.C., (1500 + 2011= 3511), y murió en Hebrón, que se encuentra a 30 kilómetros al sur de Jerusalén. Y sobre Moisés, no existen datos que justifiquen su existencia histórica, pues todas las referencia a él son posteriores, cuando ya se había formado el judaísmo.
Abraham aparece en el libro del Génesis y Moisés en el libro del Éxodo.
El Evangelio de Marcos
Los evangelios son claves de lectura de la vida de Jesús. Son relatos de la Pasión de Jesús, que comienzan con su nacimiento hasta su muerte y resurrección. El tema es la Cruz que se constituye principalmente en la profesión de fe. (Marcos 1,1-8) Comienzo del evangelio de la buena nueva de Jesucristo. Se trata de una reconstrucción de muchos relatos. En otros textos dice: Comienzo de la buena Nueva de Jesús hijo de Dios.
Marcos cita a Isaías, profeta del AT. Tiene 16 capítulos. Es el más breve de los cuatro evangelistas. Isaías 40,3: “Una voz clama en el desierto”, la cita Marcos para conectar a Jesús con el AT, representado en el NT, con Juan el Bautista, que es la voz que clama en el desierto. La Buena Nueva viene de los judíos que estaban esperando al Mesías. Viene entonces la salvación de Dios con Jesús.
Juan Bautista es el último de los profetas, y es el que anuncia la Buena Nueva y la Salvación de Dios. Vienen con él, el bautismo y la conversión. El agua se usa como purificación en el bautismo, para el perdón de los pecados, y viene con ello la salvación de Dios. La diferencia con Jesús, es que Juan el Bautista, bautiza con agua, y Jesús con el Espíritu Santo.
Juan Bautiza a Cristo en el río Jordán. Se oye una voz que venia del cielo. Y Juan reconoce que él no es digno de bautizar a Jesús, pero este le ordena que lo haga. Se abre el cielo, y Jesús termina 40 días en el desierto, que es el proceso de conversión frente a las tentaciones del demonio. Jesús vence al demonio y confirma la importancia del bautismo para iniciar ese proceso de conversión en Dios.
El bautismo y la conversión tienen que ver con el paso para llegar a ser Jesús, el Hijo de Dios… Y actuar desde entonces en consecuencia. A ser fiel a Dios y cumplir su voluntad hasta la Cruz.
Jesús tiene la conciencia entonces de vivir su misión plenamente, al lado del Espíritu Santo, el mismo que apareció en la descripción en forma de paloma, (Marcos 1,10). Jesús así es muy divino, pero muy humano. Podemos ser como él, siendo seres humanos limitados por nuestra debilidades y defectos.
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