INTRODUCIÓN A LOS EVANGELIOS
Pasamos de las cartas de Pablo, a los evangelistas. Las cartas son del género epistolar, y tienen origen en la situación particular que vive Pablo frente a la comunidad. Los evangelios, en cambio, tienen un género literario específico, compuesto por narraciones de la vida de Jesús, sus parábolas, su pasión, etc., y su conexión con el Antiguo Testamento. No son historia, sino la vivencia interior de la comunidad con Jesús y su conexión con Dios. Marcos es el primer evangelista, aproximadamente en los años 70 y 80 D.C., junto con Mateo y Lucas, que configuran los evangelios sinópticos. Y Juan que escribe después del año 100 D.C. La encarnación de Jesús ocurre desde su nacimiento hasta la crucifixión. Luego Jesús está con nosotros glorificado, una vez ha resucitado y ascendido al cielo, y como salvador del mundo. Los apóstoles no entendieron lo que pasó en la cruz al comienzo. Lo dejan solo, pero luego vuelven a Él, a través de la tradición oral que surge en la comunidad, al recuerdo de la Pasión de Jesús. Es lo que cuentan los evangelios precisamente. Jesús comienza entonces a vivir con la primera generación formada por los apóstoles y la comunidad que lo conoció. Lo encontramos con los discípulos de Emaús, Pentecostés, María Magdalena, etc. El impacto más importante que los motivó a volver a Jesús, fue la Cruz. Lo que se pensó que fue una derrota, se transforma en un milagro. Los relatos de la pasión en los 4 evangelista no cambia mucho. La cruz es el centro de los evangelios. Viene el recuerdo de toda la vivencia que tuvieron con Jesús, pero especialmente, el impacto más grande fue la Cruz. La Cruz los congregó. Evangelio significa: la buena nueva. El anuncio que traía Jesús era el reino de Dios. ¡Conviértanse! Entre la resurrección y la ascensión del Señor, pasan unos días que conducen al proceso años más tarde, a consignar por escrito lo sentido entonces. De la parte oral, se pasa a lo escrito para que los que no conocieron a Jesús, lo recuerden como lo conoció la comunidad que vivió la Pasión. Marcos cuenta con un lenguaje sencillo la tradición oral. Comienzo del evangelio de Jesucristo Hijo de Dios, así inicia su cuento. Sigue con San Juan el Bautista, y termina con la tumba vacía de Jesús. Estos textos se leen como creyentes, pues si nos paramos a analizarlo con nuestra deficiencias terrenales, es probable que no lleguemos a creer en el Reino de Dios de Jesús. El texto solo no nos lleva a la creencia, si no contamos con la fe, en sentido profundo. Y si no vemos o sentimos que nos transforma. La comunidad que cree se transforma y eso lo notamos, tanto los que estamos en ella, como los demás que no estén en ella. Las personas que creen, cambian, y eso se nota. El kerigma significa eso, como lo dice Wikipedia: “Esta palabra se aplica a la proclamación de los cristianos que se inicia poco después de la muerte de Jesús de Nazaret, hacia el año 30.” Para entender esto entonces, se vive en comunidad, y además para explicarlo dentro de los evangelios, se remite al Antiguo Testamento, para explicarse el dilema de ver al Mesías crucificado, Hijo de Dios. La tragedia es grande y difícil sobre todo para los evangelistas y los que conocieron a Jesús en Galilea. ¿Por qué hacen esto? Sencillamente porque dentro de la cultura judía para hablar de Dios, se remitían al Antiguo Testamento. Y otra cosa importante es saber que los evangelios no se hicieron para relatar una historia, sino para contar la experiencia de la comunidad con Dios. Y esto no es ficción, sino la realidad espiritual del creyente. Por eso la interpretación literal de la Biblia, conduce al fundamentalismo, pero este existe en distintas corrientes religiosas que promueven la interpretación literal de un texto «fundamental» que no cambia. Literal: es interpretar al pié de la letra. Y como la vida del ser humano cambia cada día, el conocimiento de Dios va creciendo como la semilla de la mostaza, y eso exige ubicarnos en el tiempo, en el contexto, y en las circunstancias que rodean cada hecho humano.
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