“EL GRAN DISEÑO”
Este libro de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow habla esencialmente de la “Teoría M”, que es la teoría unificada que Einstein esperaba hallar, y que concluye que los humanos somos un mero conjunto de partículas fundamentales de la naturaleza, sometidos a unas leyes que nos rigen. Y todo concluye en esa “Teoría M”, única, que predice y describe un vasto universo, que confirmado por la observación, es el gran diseño.
El libro nos da un largo paseo por las ondas y las partículas de las que habla Chopra en su libro “Sincrodestino”. Aprendimos sobre los quarks que están en el ámbito circunscrito que no se ve, sino en el laboratorio, y son un modelo para explicar las propiedades de los protones y los neutrones en el núcleo atómico.
Nos informa el libro que las ondas las descubrimos cuando botamos un guijarro al agua, y su interferencia, cuando lo hicimos botando otro guijarro, y entonces se encontraron las ondas de uno con el otro en la superficie, formando unos círculos concéntricos con precisión, y de acuerdo al tamaño del guijarro.
Nos habla de los fullerenos que son como balones de fútbol microscópicos, formados por átomos de carbono, que sirven para explicar las leyes de la física cuántica. Los científicos los hacen pasar por una rendijas microscópicas, para demostrar como se forman las leyes cuánticas. Dicen estos dos autores, que cuando lanzamos los balones de fútbol moleculares a las rendijas de una pantalla microscópica, el patrón resultante pone de manifiesto las sorprendentes leyes cuánticas.
Y concluye más adelante que las leyes de la naturaleza surgieron del Big Bang. Es de suponer que este Big Bang fue un tipo inteligentísimo, y que naturalmente, en conclusión, la naturaleza fue la autora de todo cuanto vemos, y que el Big Bang, es solo una disculpa para demostrar como es de poderosa la naturaleza, ya que el ser humano, aunque sea científico, es un ser infinitamente inferior al Big Bang, para explicar semejante explosión.
Y se queda corto el asunto cuando miramos el desarrollo histórico humano, con sus guerras y sus odios. Estamos cerca al fin. Pero eso sí, los quarks, los fullerenos, las ondas, las partículas, y en general las leyes naturales, pasan a segundo término, al considerar el mal genio de los seres humanos.
Sería fabuloso que Hawking y Mlodinow hubieran examinado por qué se forman en el cerebro humano esos odios que nos tienen en la olla. Los fullerenos de la mente humana, son los balones de fútbol que lanzan a las barras bravas a la pelea. ¿Por qué? Parece ser que la física cuántica no nos da la medida, la solución, la explicación a eso.
Lo que confirma que ambos autores estuvieron ausentes de entrar al interior de la mente humana. Allí, donde está todo lo que no se ve, en el llamado ámbito no circunscrito, llamado así por Chopra. La única explicación posible es que Hawking y Mlodinow no utilizaron la fe, única herramienta que tiene el ser humano para entender los fullerenos del odio, hacerlos pasar por las rendijas de las entradas a los estadios de fútbol, para entender las leyes de la moral natural, expresadas con odio por los hinchas. Ahora que vamos a tener un mundial de fútbol en Colombia, sería prodigioso que pudiéramos entrar al interior de El Gran diseño, para tener la fuerza de todo el mundo apoyando la paz y la reconciliación universal, como obra de la naturaleza, de la que hablan estos dos famosos autores, sin entender el misterio del libre arbitrio que hace imposible la paz.
Podemos estar seguros que la fe son los fullerenos del alma humana, que no pasa por las rendijas de un estadio de fútbol, sino por el corazón humano. Otro misterio para los famosos científicos, que nunca, no se sabe por qué, han llevado un corazón, como el de Shakira, por ejemplo, a un laboratorio científico.
Seguimos en los mismos y con las mismas. ¡Virgen de Chiquinquirá asístenos!
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