lunes, 3 de octubre de 2011

CUENTOS CORTOS # 17



ÉL

Pues somos de Él, y lo somos por lo que hemos recibido en el alma y en la naturaleza. ¿Y qué hemos recibido? Miro por la ventana y veo muchas cosas. Está el firmamento lluvioso hoy, y la ciudad está tranquila. Salgo a caminar para ver más cosas, y veo un pimiento envuelto en una enredadera de buganvil, que no es obra de un artista humano. El suelo está lleno de pepas de eucalipto con un aroma fresco y delicioso. Pero lo que más me llena son los cerros orientales. Me recuerdan que nací y he vivido en la Sabana de Bogotá, con ese verde especial que me llena de admiración y afecto, cuando he volado en avión y regreso para encontrar ese verde tan especial, siempre como aquel Valle de los Alcázares, del que hablaba don Juan de Castellanos al llegar por primera vez aquí en el siglo XVI. ¿Y todo esto es tuyo? Sí, todo, porque lo recibo en el alma, y por eso lo siento así… ¿Sin IVA? ¡Claro que sí!
Todo es mío. Lo siento así. Y hablo de sentir porque es la potente fuerza de la mente. Es que a veces se nos olvida que es sentir. Sentir es tener raiz en esta tierra, territorio Muisca. Me lo dice el corazón. Y cuando me llevo la mano al pecho, siento que hay una conexión con todo lo que describí antes, resumido en ese verde especial con el que tantas veces estuve con las personas que quise y que ya se fueron. Quedan atrás tantos años, y regreso con ese peso a sentir el hoy.  ¿Pero a quién le agradezco lo vivido, lo sentido?
En el parque de Santa Bárbara, encuentro la respuesta. Allí, a donde voy cada día a pensar en sentir, me encuentro con un personaje.  Es indefinible, pero se parece a mí, sólo con la diferencia de que es tranquilo, va pausadamente, sin afán y se sienta en la misma banca donde suelo leer el periódico. Nunca he logrado que diga una palabra, pero yo no sé porque me parece que converso todo el tiempo con Él. Está en todo. En verdad nunca he podido mirarlo a los ojos. Lo único que sé, es que me siento mejor, pienso mejor, cambio todo lo negativo en positivo. Es más cuando me levanto sé qué hacer. Aparece aquí un programa de acción, sencillo, sin arabescos, tal cual. Él me hace sentir como si yo fuera Él y viceversa. ¡Todo está claro! ¡La vida está plena! Estoy feliz porque todo lo que me rodea es un regalo. Hasta los mismos errores se han convertido en regalo. Siento la felicidad aún en el sufrimiento. Lo acepto todo como es, sin que esté opinando mi ego,  porque se lo regalé a Él, y sin que medie palabra alguna entre los dos, sé que Él es mi pastor. ¿Y entonces qué tipo de oveja eres? Pues no sé si mansa o negra. Lo único que sé de verdad, es que todas las ovejas vamos tras Él, en el ahora y siempre.
¿A mí me gustaría saber como es posible esto? Es muy simple. Hay un trabalenguas que me lo insinuó Él, cuando habló de que Él estaba en el Padre y el Padre en Él. ¿A sí? Sí, y ese trabalenguas nos ubica en la cuestión tal como es. ¿Y cómo es eso? Pues así de simple:
YO SOY YO, Y TÚ ERES ÉL,
YO SOY PARA TI, Y TÚ PARA MÍ,
YO ESTOY CONTIGO, Y TÚ CONMIGO,
YO ESTOY EN TI, Y TÚ EN MÍ,
PORQUE SI TÚ NO ERES TÚ, YO NO PUEDO SER YO,
PORQUE SIEMPRE ERES TÚ, CUANDO SIEMPRE ESTÁS EN MÍ.


        


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