sábado, 15 de octubre de 2011

LECCIÓN DE CRISTO 13_10_2011


MARCOS 2,1-12: curación del paralítico

Para poder estudiar a Marcos que escribe su evangelio hacia el año 70 d.C., nos ubicamos dentro del contexto, recordando a los romanos, a los herodianos, a  los sumos sacerdotes, (las clases altas);  a los escribas, fariseos, saduceos, esenios, ubicados más abajo (clases medias); a los publicanos, leprosos, endemoniados, paralíticos, celotes, samaritanos, etc. Y resumiendo, nos referimos a todos lo que están en la “olla”, considerados como la clases bajas o repudiadas por las clases altas.
Para Jesús esta diversidad sólo le trae preocupación por los que están más abajo. El término “estar en la olla”, parece que ilustra mejor la situación para  explicar lo que mueve el  corazón de Jesús. Bueno, para un judío un leproso es rechazado, porque piensan que está así porque es un pecador y por eso tiene lepra. Un publicano, es el horror: un amigo de los romanos que trabaja para ellos. Un samaritano, es rechazado por el odio que genera la xenofobia. Hay que recordar que Jesús vive y opera libre de toda esta “caspa”.
Cuando Jesús entró a Cafarnaúm, la casa donde Él estaba se llenó de gente. Cuatro personas llevaban en camilla al paralítico al que nos referimos en el capítulo 2,1-12. Les tocó bajarlo por el techo de la casa para que Jesús lo curara.  Hay la protesta de los judíos porque Jesús le perdonó sus pecados. Es decir, el paralítico es un pecador y por eso está así.
¿Por qué reaccionan así? Porque toda la ley judía es externa, es objetiva, está en el Pentateuco, en la Torá. Para ellos el pecado no está en el interior del alma, sino afuera. Pero Jesús lo que mira es el interior. El interior es lo que contamina el alma. El paralítico, en su interior, puede ser un santo varón, pero los judíos lo ven como un pecador.
La ley de Jesús es subjetiva, mira hacia el interior del alma. Es bueno aprender que las leyes del Estado, la ética, las normas escritas en general, son objetivas. Pero Jesús busca, lo subjetivo. Y subjetivo viene de sujeto, considerado en oposición al mundo externo, o relativo a él. Lo importante es el mundo interno para Jesús. Todas las leyes externas que nos rodean por todas partes, no sólo en la legislación, sino en la vida en general, no son lo fundamental. Son buenas cuando tienen relación con las leyes subjetivas.
Es que la moral natural no tiene normas externas escritas. Se forma en cada quién  según su vivencia interior, y se constituye en lo que conocemos como persona. Ya no somos cuerpo y alma, como lo conocíamos desde los griegos, sino personas. Y persona es una unidad que no podemos separar en cuerpo y alma.
En el artículo 5 de la Constitución colombiana encontramos lo siguiente: “El Estado reconoce, sin discriminación alguna, (como si lo hacían los judíos), la primacía de los derechos inalienables de la persona y ampara a la familia como institución básica de la sociedad.
Creo que siempre tenemos una confusión grande por la diversidad de las personas que nos rodean, agregado a la diversidad de los contextos que las mismas personas forman, cuando forman comunidad.
El objetivo es que esa moral natural que caracteriza a la persona, no viva haciendo equilibrios en una cuerda floja. Tiene el ejemplo de Jesús cuando dice que lo que nos contamina, no es lo externo, lo objetivo, sino lo interno, lo subjetivo. Y si todo lo fundamentamos en el amor a los demás y a sí mismos, y lo complementamos con el examen de nuestro interior, en el ahora y siempre, ¡estamos hechos!  

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