lunes, 21 de noviembre de 2011

LA VIOLENCIA 105


La legalización de la droga

Aunque Al Capone nació en Brooklyn, Nueva York, su vida es muy semejante a la de los narcos actuales MEXICANOS Y COLOMBIANOS. Asesinó a mucha gente para consolidar su poder, y luego de deshacerse de sus rivales más peligrosos, Al Capone siguió enriqueciéndose gracias al tráfico ilegal de bebidas alcohólicas ocasionado por la Ley Seca. Se calcula que en 1927 la fortuna de Al Capone ascendía a millones de dólares. Aunque siempre hacía sus negocios con mafiosos, no en la selva como en Colombia, sino en las ciudades, no había registros que lo relacionasen con sus ganancias, y por eso las nuevas leyes promulgadas en 1927, permitieron al gobierno federal perseguir a Al Capone por evasión de impuestos, para encarcelarlo al fin. El proceso y acusación contra él ocurrió en 1931. Al Capone fue encontrado culpable, el 17 de octubre, en cinco de los 23 cargos y sentenciado a 11 años en una prisión federal. En un principio fue enviado a una prisión de Atlanta en 1932. Sin embargo, el gánster aún era capaz de controlar la mayoría de sus negocios desde este centro, (como ocurre ahora con los narcos en Colombia), se ordenó su traslado a la prisión de la isla de Alcatraz en agosto de 1934. (Recordemos “La Catedral” como se llamó la prisión que construyó para él, Pablo Escobar para hacer lo mismo). Al Capone era vigilado estrictamente y tenía prohibido cualquier contacto con el exterior. Al revocarse la ley seca, (mucho ojo aquí), y con su líder bajo confinamiento, el imperio de Al Capone pronto comenzó a debilitarse. (¿Ocurriría los mismo con la legalización de la droga?)

A mediados de los años 1930, estando en Alcatraz, era una de las personas más famosas que integraron la cárcel, con un cuerpo privilegiado y conocedor de técnicas de lucha, ya que había sido luchador callejero en sus inicios. Al Capone, ya de mayor edad comenzó a mostrar signos de demencia, probablemente a causa de una sífilis sin tratar, que le contagió una prostituta siendo joven. Pasó gran parte de sus últimos años de reclusión en el hospital de la prisión y finalmente fue liberado el 16 de noviembre de 1939. Estaba arruinado, físicamente débil y con la mente deteriorada. Se retiró a su propiedad en Miami Beach, Florida, donde se recluyó del mundo exterior. El 21 de enero de 1947, Al Capone sufrió un derrame cerebral, y murió cuatro días después de neumonía.

Uno se pregunta mirando la vida de este personaje, por qué el hombre, la sociedad, el mundo en general, sigue repitiendo la misma tragedia que concluye siempre en los mismos delitos que Al Capone hacía, y la misma lucha ilegal como ocurre actualmente con el narcotráfico. ¿Quiere decir esto que llegaremos a legalizar la droga? Es difícil pensarlo. Se le daña el negocio a mucha gente importante. Y los  sepulcros blanqueados van a decir que hay que proteger a los adictos con la prohibición del negocio. Y es especialmente difícil que el mundo cambie la manera de mirar a los adictos. Se piensa que la legalización haría un incremento de estos, pero no se ha llegado a comprender que es más importante hacer un programa de divulgación sobre el problema de la droga, en el sentido de que acaba con las neuronas del adicto, quién pasa de la adicción a la enfermedad. Que también acaba con sus familias, y perjudica especialmente a sus hijos menores. Que produce en otros países, (como México y Colombia), el mantenimiento de la guerrilla, los grupos subversivos y el narcotráfico. La carga que cae sobre los dirigentes del mundo al respecto, es grande, porque aunque todos saben que con la prohibición nunca van a acabar con el problema, prima en la mente el dinero que produce la droga por una lado, y la falsa creencia de que la prohibición terminará con el problema como pasó con el alcohol. La gente sensata sabe, que por el contrario la prohibición mundial de la droga mantiene el problema, o lo aumenta. ¿Será que las sociedades y los Estados del mundo seguirán en lo mismo? Sí, mientras haya ignorancia, miedo, falta de carácter y mediocridad, y sobre todo amor a los dólares, como si estos valieran más que la vida.   

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