viernes, 18 de noviembre de 2011

LECCIÓN DE CRISTO 18_11_2011


DE LA CARNE AL ESPÍRITU

Filosóficamente, el ser humano es cuerpo y alma, pero a la luz de la Palabra de Dios el hombre es cuerpo, alma y espíritu (1 Tesalonicenses 5, 23).  Es importante que reconozcamos nuestra consistencia, para saber a qué respondemos y hacia donde debemos conducirnos.
El confundir estos roles, puede hacer que desviemos nuestra atención de lo primordial, que es nuestra vida espiritual.  Es importante y preciso conocer y experimentar esta división, para poder servir a Dios en el espíritu.
El cuerpo es la carne, el alma son las emociones, la mente y la voluntad, mientras que el espíritu es la consciencia, la intuición y la comunión con Dios.  Para los que no llevan una vida de fe, solo tienen en funcionamiento el cuerpo y el alma, y su espíritu esta adormecido, no obstante, para los creyentes, el espíritu es el principal motor que guía su vida.
Siempre habrá una disputa entre el alma (las emociones) y el espíritu (la conciencia de lo bueno y lo malo), para controlar nuestro cuerpo (la carne), es por eso que el Apóstol Pablo sentenciaba que trataba de hacer el bien y quedaba haciendo el mal: “…cuando quiero hacer el bien, el mal se me adelanta” (Romanos 7, 21)
La carne, se deja llevar por sus sentimientos y emociones, se deja conducir por su mente y su propia voluntad, que la lleva a la muerte; mientras que el espíritu propone vida plena y paz.
Pablo nos sigue diciendo: “Los proyectos de la carne están en contra de Dios, pues la carne no se somete a la ley de Dios, y ni siquiera puede someterse. Por eso los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”. (Romanos 8, 7-8)
La carne siempre se rebela contra Dios, nunca está conforme, por más que tengamos, por más que nos esforcemos, siempre somos inconformes en la carne. El casado se quiere divorciar, el divorciado se quiere casar, el que trabaja se cansa de su labor, el que no trabaja, quisiera laborar.  Somos inconformes y contradictorios en la carne.
Los que estén bajo el dominio de la carne nunca podrán agradar a Dios, porque su alma, ó sea sus emociones y sentimientos siempre estarán confundidos, como insaciables; por eso es importante pasar de la carne al espíritu.
“Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertad sexual, impurezas y desvergüenzas; culto de los ídolos y magia; odios, ira y violencias; celos, furores, ambiciones, divisiones, sectarismo y envidias; borracheras, orgías y cosas semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo…” (Gálatas 5, 19-23)
¿Podrías pasar de la carne al espíritu?  ¿Tu espiritualidad es la que domina tu vida, o es tu carne la que tiene el control?
Hoy el Señor, te pide que pases de la carne al espíritu, ¿podrás hacerlo?





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