viernes, 31 de diciembre de 2010

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 85


2011

Sería maravilloso que en este año la subversión reflexionara sobre el daño que le hacen al pueblo más pobre de Colombia: el pueblo campesino. Nadie quiere ir a un sitio donde un AK47 es el dueño de todo, ni tampoco donde la coca es el producto agrícola preferido.
También la subversión debe pensar que el paramilitarismo existe por su culpa, siguiendo la verdad de que toda violencia genera violencia. Y deben ser conscientes de que el paramilitarismo le hace más daño al Estado que la guerrilla, pues lo infiltra, hace inoperante la rama judicial, como ocurrió con la masacre de El Salado, un corregimiento de El Carmen de Bolívar, ocurrida en el año 2000 y que generó 10 años de impunidad, luego de más de 60 asesinatos.
Tanto el Estado como la subversión conocen que el progreso se logra con el trabajo, con la educación ciudadana, con el respeto mutuo, y con la aceptación de un régimen legal que reemplace las armas. Las grandes revoluciones, es posible que hayan comenzado con la violencia, pero su consolidación ha sido en la paz.
Y esto, porque el amor es el poder que nos dio la patria para hacer de la existencia una forma digna de vivir sin masacres, como la mencionada de El Salado, en el 2000; o como la que ocurrió en Bojayá, en el Chocó, cuando una pipeta de gas calló sobre la iglesia y mató más de cientos de colombiano humildes, tal como lo señala Wikipedia en la WEB:
La Masacre de Bojayá es el nombre con que se conoce la muerte violenta en el interior de la iglesia de Bojayá, Chocó, al occidente de Colombia, de entre 741 y 119 civiles como consecuencia de la explosión de un "cilindro bomba" o "pipeta" lanzado por miembros del bloque 58 del grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARCP-EP) el 2 de mayo de 2002. El suceso tuvo lugar en el marco de los enfrentamientos armados que en ese mismo pueblo se desarrollaron entre las FARC-EP y los paramilitares de las AUC, ambas empeñadas en mantener el control de la zona y el acceso al río Atrato.” ¡CLARO! Para el negocio de la coca.
Parece increíble que los colombianos no aprendamos de estos hechos tan espantosos, donde es casi inconcebible que sean hechos por seres humanos racionales. Y no sólo por los actores responsables de los hechos, sino por la indiferencia irresponsable del pueblo colombiano en general, ocupado más en su ego, que en sentir a sus hermanos de patria, en ser solidarios como debe ser, y en reaccionar sin violencia, pero si con el mismo carácter que tuvo Jesús en el Templo de Jerusalén, con seres humanos dedicados a las cosas materiales, al dinero, cuando el espíritu es rechazar a la subversión, a la violencia, no sólo desde el Estado, sino desde el mismo pueblo que vive  cerca de los violentos, temeroso, de salvar su vida, cuando en esas circunstancia, no vale la pena vivir.
Tenemos un país increíble, el de mayor diversidad natural de América Latina, con tres cordilleras y seis vertientes, donde se dan todos los climas. Los extranjero se admiran cuando vienen. Por qué no hacemos lo propio, lo inteligente, lo sensato, para ver florecer la paz, cuando nos amemos todos, por ser lo que somos y vivir en lo que sería un Edén, donde brillen todas las ideologías sin echar bala, ni minas quiebrapatas, ni masacres, ni esos odios enfermizos que hacen que los seres humanos parezcan o locos de atar, o simplemente imbéciles.  

sábado, 25 de diciembre de 2010

LECCIÓN DE CRISTO 25_12_2010


La Navidad
Hay algo en la navidad que produce un movimiento masivo de los seres humanos hacia Papá Noel,  el Niño Dios y el pesebre. Vivo en Usaquén, y todas las noches veo llegar la gente a visitar el parque iluminado para la época de Navidad. Digamos que son manifestaciones que producen un movimiento masivo hacia lo positivo de la existencia, básicamente generado por el nacimiento del Niño Jesús.
No sé que tanto en los adultos, pero en los niños el acontecimiento es de una alegría, de una felicidad, como en ninguna otra época del año. La sorpresa es que sí hay en el mundo un motivo que nos congregue alrededor de la paz y el sentimiento profundo de la alegría.
El deseo de todos es que los seres humanos, en general, sí pueden vivir unidos por un motivo, por alguna razón. Si el Niño Dios nos trajera la igualdad para todos, la aceptación de nuestra condición espiritual en firme, para respetar al otro, y estar al servicio de los demás, sin egoísmo,  podríamos pensar en hacer un mundo unido, comprensivo de los problemas comunes y afines en el deseo de salvar al planeta Tierra amando a los demás y respetando su naturaleza.
El efecto contrario a este sentimiento es el que me produce al pasar por frente al Baloto, ($15.000.000.000 de premio en la actualidad), pues me imagino la creación de un nuevo rico. Y  me hace pensar que todo en el mundo está dispuesto para agrandar las diferencias entre los seres humanos, fomentar el odio por todo lo que se oponga al egoísmo, y continuar con todas las tragedias que este sentimiento le ha traído al mundo.
¡Cómo sería de distinto todo, si entendiéramos el mensaje que nos trae la Navidad! Si así fuera, ya el mundo habría cambiado a buscar un arreglo de todos los problemas que nos separan. Por ejemplo que en el planeta tierra se hablara un solo idioma, una sola creencia, y claro, una cultura común conocida y practicada por todos. Les puedo asegurar que seríamos felices entonces.
Pero claro, la mayoría de los adultos piensa que esto es un absurdo. Incluso se pensaría que es un atentado contra la libertad. La libertad de ser diferente y odiar por eso a los demás, a quienes miramos no sólo por encima del hombro, sino con un odio asesino.
Los Orientales hablan de la compasión, como la forma de entender esa diferencia. Y los Occidentales, como en el caso de Hitler en el siglo pasado, justifican realizar la masacre de esa diferencia, para lograr que en el mundo sólo pise la tierra la raza aria.
Y como todas las cosas que se fundamentan en el odio a los demás, bajo la creencia de que el ego, en este caso el ego europeo, es lo máximo, el término raza aria, según Wikipedia, “es un concepto cuya aceptación alcanzó su auge en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Algunos etnólogos del siglo XIX propusieron que todos los pueblos indoeuropeos eran descendientes de un supuesto pueblo antiguo, conocido como los arios. Y esto se generó en el odio generado por varios movimientos europeos de carácter colonialista y nacionalista de la época, que abrazaron esta idea, en especial el nazismo alemán.”
Y el caso es que ni la raza ni la etnia son importantes para formar la cultura, que nace de su raíz con la naturaleza. En Colombia, ya nadie se siente español, sino formado por la tierra que lo vio nacer. Así de simple. Y es que la naturaleza que rodea al ser humano, es su madre legítima, llamada a propósito: la madre naturaleza.
Y hoy que tenemos al Niño Jesús como referencia en nuestra formación interior, además, nos llega de perlas, aquel concepto emitido por este “sute”, más tarde, sobre la necesidad de amar a los enemigos, lo cual obliga a acabar con el odio, y a formar al ego dentro del amor y el respeto, por la diferencias, a todos los demás… Pero me pregunto: ¿Quién se atreverá a decirlo? Imagínense ustedes: al que fue capaz, lo crucificaron. Y llevamos 2000 años esperando a que esto suceda: Amar a los enemigos.... No, eso ni de fundas... dirá algunos. Bueno, decir eso, es lo fácil.

martes, 21 de diciembre de 2010

LECCIÓN DE CRISTO 21_12_2010


Oración de Navidad
Niño Jesús, te doy las gracias por todos los beneficios que he recibido en esta vida. Te pido perdón por las faltas que cometí, y espero que me ayudes a verlas y a enmendarlas. No dejes jamás que yo te niegue, o te ignore, o te desconozca. Por el contrario enséñame a conversar contigo, y a mirarte como el amigo leal y siempre presente, que Tú has sido. No me dejes menospreciar a los demás, ayúdame a entenderlos y a ser tolerante. Incítame a servir y procurar que todos los que se hallen a mi alrededor estén bien, y que yo sepa tener carácter, tino, sutileza, y ante todo tu verdad, cuando ellos estén mal. Invade mi espíritu con el Tuyo, para dar el buen ejemplo. No me dejes murmurar, aunque tenga razón y sea cierto. Enséñame a perdonar como lo hiciste Tú, cuando de grande te clavamos en la cruz, y deja que el egoísmo pase sin hacerme mella. Que cuando todos me abandonen, siempre sepa que estás Tú presente, como el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas, y que no importa entonces ni la ingratitud ni la envidia humana. Que no me olvide nunca de las personas que quiero, especialmente de los niños como Tú, a los que cada noche debo recordar como mensajeros de tu afecto. Que en el cielo, que es un estado de nuestra alma, estén ellos como muestra de tu cariño por nosotros en la tierra. Hazme santo sin la gloria terrena. Que yo pase por la vida sin dejar rastro, que no sea igual al que Tú has dejado en la tierra. Permite que yo recuerde tu nombre en todos los momentos de mi vida, en las cosas simples especialmente, para que aprenda a ser humilde, como Tú, ya grande, cuando subiste a la cruz. Y dame la fe, como esa virtud de la que nacen las demás virtudes. Finalmente, que cuando muera sea una fiesta, que nadie llore de verdad, que todos sonrían sin egoísmo, que no haya avisos de prensa ni notas necrológicas, y que mis deudos y las personas que me quisieron, sientan que yo me he ido sin dejar huella distinta a ese sentimiento que nace en las personas que te quieren, y que sólo buscaron en Ti la única verdad.

viernes, 17 de diciembre de 2010

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 84


La Amazonía

La violencia suele dejar por largo tiempo el trauma dejado por el odio que nos legó la conquista española por tres siglos, y que aún perdura por dos siglos más en nuestro medio. Si queremos tener una experiencia auténtica sobre esto, nos basta leer a Wade Davis, en dos de sus textos: La Amazonía Perdida y El Río, donde a cabalidad nos demuestra nuestra total ignorancia con respecto no sólo a lo que tenemos, sino a la manera española como miramos a nuestros indígenas, su cultura, su lengua, su religión, que tienen varios milenios de habitar en nuestra tierra, con una riqueza cultural que Davis, un biólogo, admira por su riqueza y lamenta el desaprovechamiento que la sociedad colombiana hace de espaldas a lo que sería la redención económica y cultural de nuestro pueblo.
Uno no se explica por qué pensamos en un TLC que acabaría con nuestra incipiente industria, y dejamos de lado un bien único, que no tiene competencia alguna, dada su posición sobre la línea ecuatorial, en donde Davis encontró una flora que podría llegar al mundo con una variedad increíble de especies, para enriquecer la existencia humana. Donde lo poco que se conoce es “la mata que mata”, para los ignorantes, porque para los aborígenes, es utilizada con muchas otras especies, en su vida cotidiana, especialmente contra las enfermedades, lejos, muy lejos de la adicción que causa en Occidente, especialmente en los países desarrollados.
Nada más errado. A Wade Davis su vivencia con los aborígenes le dejó un conocimiento increíble. Naturalmente, él fue a la Amazonía como toca hacerlo: a aprender de ella, y no como turista, sino como un habitante que se relacionó con los que conocían el medio. Y no fue de paseo o de weekend, sino por largos años de estudio. Fue amigo personal de todos sus habitantes y convivió con ellos a los largo de todas las peripecias que tiene la vida. El diario vivir fue su mejor medio de conocimiento, y también el pasar por las tristezas, los problemas y también las felicidades que trae consigo la vida cuando se vive tal cual, sin pensar en que uno es extranjero o que pertenece a la sociedad civilizada, hoy entre comillas, por el calentamiento global.
Se podría pensar que la Amazonía debería ser, además, un territorio universal, sin dueños, dedicado a cuidar la existencia humana sobre la tierra. Estamos llegando a un número de habitantes que puede en poco tiempo superar la capacidad del planeta Tierra para alimentarlos. Pero especialmente no se ve que exista en los medios científicos y gubernamentales del mundo, una preocupación por su desarrollo.
Hace unos atrás, llegó un comunidad religiosa protestante a la Amazonía colombiana, pero con un fin que no le permitió profundizar en la naturaleza, siendo esta, curiosamente, la mejor expresión de Dios, como espíritu creador. Recuerdo que se llamó “Loma Linda”, el sitio donde se establecieron, y el objetivo fue catequizar a los aborígenes, además de llenar la selva de plástico y destrucción ambiental.
El resultado fue naturalmente negativo. De “Loma linda” no quedó nada afortunadamente, pues lo peor que hubiera sucedido, es pensar que la selva se debe civilizar, que es en resumen, acabar con ella. Y esto no lo puede hacer el mundo, a no ser que entre en un grado de estupidez, que no le permita ver el daño que le ha hecho a la tierra el efecto invernadero, causado por el mal manejo de los desperdicios y la contaminación del aire.
Alguien decía, ya para terminar, que debíamos dejar en los edificios nuestra creencias en concreto armado, para regresar a la naturaleza, a vivir con los árboles, las flores, el agua pura, las nubes del cielo, y la fauna, incluyendo a las fieras, para entender que este pájaro llamado Tierra, que nos da gratis anualmente una vuelta alrededor del Sol, es nuestro, en la medida que lo amemos de verdad, como debe ser, cuidando su frágil existencia y estudiando profundamente su corazón natural.

sábado, 11 de diciembre de 2010

LECCIÓN DE CRISTO 9_12_2010


Bendición de Israel

Isaías 44, 1-5. Ahora, pues, escucha, Jacob, siervo mío. Israel a quién yo elegí. Así dice Yahvé que te creó, te plasmó ya en el seno y te da ayuda: “No temas, siervo mío, Jacob, Yesurún a quién yo elegí. Derramaré agua sobre el sediento suelo, raudales sobre la tierra seca. Derramaré mi espíritu sobre tu linaje, mi bendición sobre cuanto de ti nazca. Crecerán como en medio de hierbas, como álamos junto a corrientes de aguas. El uno dirá: “Yo soy de Yahvé”, el otro llevará el nombre de Jacob. Un tercero escribirá en su mano: “De Yahvé” y se le llamará Israel.”
Sobre Yesurún, la Biblia de Jerusalén dice que es un nombre poético de Israel. También hay que mirar la frase:  “Ahora, pues, ESCUCHA, Jacob, siervo mío”, en referencia en que hay que escuchar. Aprender a escuchar es básico si se quiere leer la Biblia. Todo buen cristiano escucha para poder conocer a Dios. Allí encontramos la palabra de Jesús, siempre vigente; no importan que hayan pasado 2000 años, siempre es nueva…
Verbum Domine de Benedicto XVI, al respecto de la palabra, en su numeral 12 dice: La tradición patrística y medieval, al contemplar esta Cristología de la Palabra, ha utilizado una expresión sugestiva: El verbo se ha abreviado. Y continúa diciendo, los Padres de la Iglesia, en su traducción griega del Antigua Testamento, usaron unas palabras del profeta Isaías que también cita Pablo para mostrar cómo los nuevos caminos de Dios fueron preanunciados ya en el Antiguo Testamento. Allí se leía: “Dios ha cumplido su palabra y la ha abreviado.” Para Dios, Jesús es la palabra. La palabra eterna se ha hecho pequeña, tan pequeña como para estar en un pesebre. La palabra se ha hecho niño, para que esté a nuestro alcance.
Ahora la palabra no sólo se puede oír, no sólo tiene una gran voz, sino que tiene un rostro que podemos ver: Jesús de Nazaret. Y continúa diciendo la Verbum Domine: Siguiendo la narración de los evangelios, vemos cómo la misma humanidad de Jesús se manifiesta con toda su singularidad, precisamente en relación con la palabra de Dios.
Él, en efecto, en su perfecta humanidad, realiza la voluntad del Padre en cada momento; escucha su voz y la obedece con todo su ser; el conoce al Padre  y cumple su palabra; nos cuenta las cosas del Padre; “les he comunicado las palabras que tú me diste.”
Por tanto Jesús se manifiesta como el LOGOS divino que se da a nosotros, pero también como el nuevo Adán, el hombre verdadero, que cumple en cada momento no su voluntad sino la del Padre.
Él iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, ante Dios y los hombre. De modo perfecto escucha, cumple en sí mismo y nos comunica la Palabra divina.
Finalmente, llegamos nuevamente al verbo escuchar, como la única manera de seguir la palabra de Dios.

lunes, 6 de diciembre de 2010

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 83


Adiós a las armas
En estos días de Navidad me puse a pensar como un niño chiquito, cansado de ver toda la parafernalia que monta la gente con la cultura del mundo desarrollado occidental, (Papá Noel, Árbol de Navidad, luces, etc.), y no vemos por ningún lado al Niño Jesús, el verdadero protagonista de Diciembre.
Resolví soñarme con Él. Y efectivamente nos tomamos un tinto en el Juan Valdez del Centro Comercial Hacienda de Santa Bárbara. No estaba nada molesto con el tema de la indiferencia ciudadana, sino con el tema de mi blog: Encuentro con la Violencia. El Niño Dios, era de meses, pero ya se comportaba como una persona grande. Me tocó solamente ayudarlo a sentar en el asiento, lo que hicimos totalmente solos por motivo de la lluvia, ya que este café, apenas llueve, aleja los clientes, porque ocurre que las carpas dejan pasar la lluvia.
Me miró muy serio y me dijo de una buena vez: ¡Hay que prohibir el uso de armas en el mundo! Quedé circunspecto. Como siempre me supuse que este tema no tenía “rating” en los medios de comunicación. La explicación es que un niño se maravilla de los adultos, que no son capaces de coger el toro por los cuernos, siendo tan fácil, tan lógico, tan necesario, si se trata de acabar con la violencia en el mundo, para salvarlo de la debacle... “¡Hombre!”, me dijo golpeando con su manita sobre la mesa. Quedé sorprendido porque se derramaron los tintos. Y Él se rió de buena gana. Los niños chiquitos no saben de esos complejos que tienen los adultos en un caso así. Su merced tiene toda la razón le dije, mientras con el mesero arreglábamos el problema.
Era en realidad el manejo de una lógica que sólo manejan los niños chiquitos que adolecen de los complejos de los adultos. Me sugirió que insistiera en el tema de la supresión de las armas de todo tipo, no sólo las nucleares. Las armas cortopunzantes y las contundentes, y llegó hasta el caso de los alfileres… Yo me reí, y eso no le gustó mucho. Él hacía alusión a las mujeres. A los hombres les gusta son los cuchillos, dijo muy serio. Luego de un momento de suspenso, inesperadamente comenzó a reír. Se botó del asiento y salimos brincando al parque que queda frente al hotel Hacienda Royal. La verdad nunca había brincado tanto en mi vida. Al fin terminó en uno de los columpios, y yo detrás de Él empujando. Sus referencias al tema se diluyeron totalmente, en medio de una alegría increíble por el movimiento del balanceo. Finalmente me abrazó emocionado y cuando menos lo esperaba desperté hecho un idiota, sin saber qué decir en conclusión. Me parecía que el Niño Dios tenía razón. ¿Qué objeto tienen las armas? En realidad ningún objeto, ninguna justificación, fuera de matar o de dar miedo. Las inventaron los hombres que se sienten con derecho a quitar la vida que es sagrada, y que no la fabrican en China. Es probable que los adultos nos riamos del Niño Dios. ¡Dizque terminar con las armas! Y me quedé pensando: ¿Será torpeza? Bueno, me propuse hacer una excepción en esta Navidad y proponerle al mundo que terminemos con las armas. Es decir con todas las armas. Que no haya ni un muerto por ellas más en la tierra. Le leí el artículo al mesero del Juan Valdez de Hacienda, y me miró sonriente. “Eso solo se le ocurre a ese niño con el que vino ahora.” Los niños son así. No conocen a los adultos. Ellos, me dijo muy serio, han venido al mundo recién hechos. Ellos meten su dedito en la llama de una vela para ver qué es eso, o bien, se extasían viendo una gota de agua que no han visto nunca antes. Si claro, concluí: ellos jamás entenderían matar a alguien. Ni siquiera al Diablo.