Los cuentos cortos permiten presentar una diversidad de sucesos de la vida cotidiana, con el fin de ilustrarla. Lo cotidiano, como lo hizo Marcel Proust, por ejemplo, lleva a la conciencia muchas de las virtudes y defectos que tenemos. La utilización de humor es una manera de sonreír en medio de nuestra vida pasajera, sometida a lo que sucede en este pájaro que llamamos Tierra, y que gira milagrosamente alrededor del Sol.
viernes, 27 de abril de 2012
LECCIÓN DE CRISTO 26_4_2012
MARCOS
Capítulo 10, 1-52. Se acercan unos fariseos a
Jesús, y le preguntan: “¿Puede el marido
repudiar a su mujer?”. Ellos se sustentan en que Moisés lo permitió. Pero
Jesús les habló de su Padre, diciendo que desde el comienzo de la creación: “… los hizo varón y hembra”… “…y los dos se harán una sola carne. Pues
bien, lo que Dios unió que no lo separe el hombre”. Y a los Discípulos les
dijo más tarde que los que hagan esto, tanto varón como hembra, cometen
adulterio. La Biblia de Jerusalén dice al respecto que el derecho romano lo
dice para ambos, porque el derecho judío solamente concedía el derecho de
repudio al hombre, y no a la mujer. Y como los Discípulos le reñían, les dijo
Jesús: “Dejad que los niños vengan a mí…”,
porque el ser niño aunque sea dependiente, tiene una personalidad infantil,
clara, sin los complejos de los adultos. Ellos, los Discípulos, pueden entender
lo dicho sobre el repudio, si lo aceptan como niños. Y concluye Jesús: “Yo os aseguro: el que no reciba El Reino de
Dios como niño, no entrará en él.” Luego aparece un hombre rico que le
pregunta a Jesús que debe hacer para alcanzar la vida eterna. Jesús le dice que
venda todo lo que tiene y lo dé a los pobres. Pero el rico se marchó
entristecido. A pesar de que el rico le dijo a Jesús que cumplía con todos los
mandamientos: no matar, no cometer adulterio, no robar, no levantar falso
testimonio, no ser injusto y honrar a padre y madre. Ya en compañía de sus
Discípulos, les dice que es más fácil que pase un camello por el ojo de una
aguja, que un rico entre el Reino de los Cielos. Ellos quedaron turbados, pero
Jesús les dice: “Para los hombres es
imposible, …pero no para Dios, porque
todo es posible para Dios”. Pedro se queja haciéndole ver a Jesús que los
Discípulos lo han dado todo por Él. Jesús les dice que recibirán el ciento por
uno, y además la vida eterna. Más adelante les habla del tercer anuncio de su
Pasión. Les hace ver con esto que además de todo lo que le dijeron los
Discípulos, que ellos habían dado, Él va a dar la vida por ellos y por el
mundo. ¡Qué contraste! Pero claro que ellos no comprendieron lo que les dijo
Jesús. Como siempre en estos momentos los seguidores no entienden a Jesús. Lo
van a comprender luego de la Resurrección, y aún así, aún no se abre para ellos
la misión del Mesías en su totalidad. Santiago y Juan le piden a Jesús que les
conceda sentarse al lado de Él en la gloria. Jesús les pregunta: “¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo
con que yo voy a ser bautizado?”. Ellos le dijeron que sí, y Jesús les
explica que no es cosa de Él, el conceder esa prerrogativa de sentarse a su
lado. Les dice: “…es para quienes esté
preparado”. Los otros Discípulos al oír eso se indignaron. Jesús les dice: “Sabéis que los que son tenidos como jefes
de las naciones, dominan como señores absolutos y oprimen a los demás con su poder. Pero no ha de ser así
entre vosotros, sino que el que quiera ser grande entre vosotros, será vuestro
servidor, y él que quiera ser el primero, será esclavo de todos, que tampoco el
Hijo del Hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como
rescate de muchos”. Cuando Jesús llega a Jericó, acompañado de sus
Discípulos, un ciego lo llama para que le cure su ceguera, gritando para que lo
oyera, y lo cura. Y al instante recuperó la vista y le seguía por el camino. Es
increíble poder tener fe para vivir esos momentos que relata Marcos, que son
inolvidables, para ver la obra que hizo el Hijo de Dios para salvar el mundo.
Hacer el esfuerzo para imaginar cómo fue cada circunstancia que revela Marcos,
apenas unas décadas después de haber sucedido. No se olvida de todo lo fundamental:
la curación del ciego que acabamos de ver. La comprensión del problema del
divorcio sin repudio para hombre y mujer, conscientes de que lo que Dios une,
no lo separe el hombre. El descubrimiento de lo que son los niños, y el ejemplo
que nos dan con su inocencia. El problema de los seres ricos, que no se
despegan de lo material. El tercer anuncio de su Pasión, que los Discípulos no
entienden cabalmente. La importancia de la humildad para llegar al Reino de los
Cielos. Y la sugerencia de Jesús para los que quieran ser los primeros. Les
dice: deberán hacerse esclavos de todos.
martes, 24 de abril de 2012
CUENTOS CORTOS # 34
EL HOMBRE ES CULPABLE DE SU RUINA
La conciencia del hombre vive en la Luna, a espaldas de todo.
Siente, pero sólo cuando le pisan un callo. De resto no. Como individuo es sólo
individuo y no más allá. Vive en su ego, limitado por los dólares, los
electrodomésticos, el celular, el computador, la televisión y ahora el
Blackberry.
Se nos olvidó que existe la madre naturaleza.
No sólo no la amamos, sino que nos parece normal destruirla. Talvez cuando se
acabe el agua y la comida pensemos en ella. La madre naturaleza nos debe unir
para vivir. El problema es que no formamos comunidad con nadie, ni consigo
mismo siquiera.
Cuando pasa un pajarito, una flor, un paisaje,
por nuestros ojos, no sentimos nada. Sólo vemos cuando pasa una mujer con unos
senos y un trasero protuberantes. De resto no vemos nada más. Si alguien nos
contara que a causa de esto el hombre, (no Dios), ha producido 40 enfermedades
del sexo, nos reímos, como si fuera un chiste absurdo, pesado y de mal gusto.
Porque nadie tiene la culpa. Somos así, sin remedio.
Fumamos como unos descostillados tres a cuatro
paquetes diarios. El enfisema es normal, porque nos parece que la vida es un
cigarrillo pasajero que termina en ceniza. Y en eso tenemos razón. Alegamos que
esto es cierto, y no pensamos en el daño que hace la nicotina en la sangre que
irriga el cerebro. Veamos este décima de Eduardo Ortega, un personaje de la
Gruta Simbólica, que resume al dedillo estos problemas inarreglables:
“Pienso
cuando estoy fumando
Que todos
vamos al trote,
Que la vida
es un chicote
Que se nos
está acabando.
Si en el
momento nefando
Dios me
llega a preguntar:
”¿Quiere
usted resucitar?,
le diré
echándole el humo:
“Mil
gracias, Señor, no fumo
porque
acabo de botar.”
La Gruta Simbólica fue un círculo o tertulia
literaria que surgió en Bogotá a comienzos del siglo XX, y resume a la
maravilla el comportamiento de entonces, y el actual, ¡claro! ¿Por qué será? Es
la creencia que el trago, el cigarrillo, la droga y las mujeres, están tan arraigados
en la vida, que son los únicos placeres que nos satisfacen. ¡No hay más!
¡Imagínense! Quedan atrás los verdaderos placeres de la vida, que son un bodrio
aburridor y jarto, actualmente para la mayoría. Los placeres que nos forman
como personas: la lectura, la meditación, las artes mayores, las artes menores,
el cine forum, el teatro y en fin, lo que pone en funcionamiento nuestras
neuronas, y desarrolla los dones personales que recibimos al nacer, para crecer
en el tiempo.
Ya se descubrió, y se superó la filosofía de
los griegos, con la creencia de dividir al hombre en dos partes: cuerpo y alma.
Ya se sabe que somos una unidad: somos una persona única, irrepetible, incopiable,
inimitable. Recibimos de “allá arriba”, en forma gratuita y abundante el arte
de ser como personas, siempre y cuando estemos dirigidos a los demás. Todo lo
que recibimos es para darlo a los demás con nuestro trabajo. En eso radica todo
el cuento. No hay nada más. Y por ello estamos imitando a Jesús, como lo
describe Vicente Casas Castañeda, en este verso copiado de la Gruta Simbólica:
“EN EL CALVARIO
Pendiente
de la cruz, exangüe y frío,
Jesús por
ves postrera
Así a la
turba dijo: Pueblo mío,
¿Qué pude
hacer por ti que no lo hiciera?
Yo te saqué
de los desiertos y montes
Donde
abandonado y mísero gemías,
Te dí los
estrellados horizontes,
Fértiles
valles y apacibles días.
Tuviste
sed, y de la roca dura
Brotó el
agua que alivia los dolores.
Hambre
tuviste, fértil y madura
Te dí la
espiga y embellecí las flores.
El agua que
en las ánforas estaba
Quedó a tus
ruegos convertida en vino.
Yo era el
pastor que sin cesar buscaba
La oveja
descarriada en el camino.”
Jesús lo dijo pensando en que tenemos que hacer
eso mismo nosotros. ¿Qué esto nos queda grande? Pues sí. Pero si queremos
salvar el mundo, toca. Hasta que seamos una sola persona, una sola mente, un
solo corazón, aunque todos seamos diferentes. No volveremos a tener ideologías
basadas en la violencia, en el egoísmo, en el individualismo. Claro que no
podemos igualar a Jesús, pero es a través de Él que lo hacemos, si entendemos
que somos sus instrumentos, para devolverle a Papá Lindo lo que Él hizo. Jesús
obra en nosotros. Es de Él la gracia.
¡Hola Chucho!
¡Ven! Tú sabes por qué lo hago,
Es que tienes la virtud de meterte,
Sin halagos, como si fueras un dardo,
En la vida privada de uno.
Y eso es sorpresa grata
Cuando todo cambia, mientras pasa
La repentina sorpresa,
Que deja tu huella, sin queja,
En esa alma ingenua e incompetente,
Que tenemos en la molleja.
Y cuando todo cambia contigo,
Y al fin somos felices y sabios,
Comprendemos que la molleja, nunca ha sabido
amar,
Ahora en este mundo,
Que se desangra y se despelleja.
Con el calentamiento global,
Sin dejar títere vivo
Y sobre todo sin cabeza.
Cabeza de tonto
Con dólares y cerveza,
Droga, alcohol y viejas,
y siempre, diciéndole a Dios:
¡Gracias Señor no fumo! Porque acabo de botar.
lunes, 23 de abril de 2012
LECCIÓN DE CRISTO 19_04_2012
MARCOS
9,1-50; 10,1-52, 16,1-20.
De los temas que trae Marcos, (el primer evangelista que escribió su evangelio), se refieren estos a la comprobación de Jesús como Mesías y a la salvación del hombre, debido a su sacrificio en la cruz. El problema grande para Él, fue que lo entendieran, que fueran conscientes de su misión, como Mesías, como Hijo de Dios, que vino al mundo a salvarnos a todos.
Camino de Galilea, Jesús les dice: “El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará”. Pero sus Discípulos no lo entendían. Mucho más tarde, cuando resucita, es que lentamente comienzan a comprender la Pasión del Señor, como Hijo de Dios, y como Salvador del Mundo, basado todo esto en su Misericordia Infinita, y el amor de Dios por el ser humano, obra y creación de Él.
Más tarde, por el camino, ellos discutían sobre quién sería el mayor de ellos, y Jesús con toda la razón, los encamina a la humildad. Humildad que es poner los pies en la tierra. Humildad es un término que se deriva del latín, que se traduce no solamente como humildad, sino también como tierra, o humus.
Los Discípulos debían saber que su vida pasajera por el planeta Tierra, es estar ubicados en la verdad de formar comunidad, y dejar a un lado el individualismo, el egoísmo, el materialismo, etc.
Por eso Jesús les hace ver que el hombre no está sólo. Si uno quiere ser el mayor de todos, debe ser el último y el servidor de todos. Debemos formar comunidad por eso. Lo que le pase a un miembro de esa comunidad afecta a todos. Si no formamos comunidad, el mundo se acaba. Estaremos destruyendo la naturaleza, y al hacerlo no habrá comida para el hombre, ni agua. Moriremos de sed y de hambre.
Jesús les pone el ejemplo de lo que son los niños. El que reciba un niño me recibe a Mí, y el que me recibe a Mí, recibe al que me ha enviado. Le personalidad de un niño se caracteriza porque es una creación de Dios en su primer estado. Antes de contaminarse con lo que han creado los adultos. Su alma está intacta, de ahí que Jesús señale que quién reciba a un niño, recibe a Dios, su creador. Lo dice Jesús textualmente: “Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque los que son como estos es el Reino de Dios”. Jesús aspira a que seamos como niños, si queremos entenderlo a Él, y entender su Misión.
Los Discípulos no entienden mucho este lenguaje, y no sólo eso, Jesús puede multiplicar los panes y los peces, en dos ocasiones. Él puede caminar sobre las aguas, y en fin, hacer milagros cada vez que la misericordia divina se expresa, para que ellos entiendan su misión antes de irse del mundo luego de su Pasión. Y ellos siguen en lo mismo. Unos admiran a Jesús, otros lo aman, pero no entienden aún su misión.
Al término del último capítulo de Marcos, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, compraron aromas para ir a embalsamar el cadáver de Jesús. Van al sepulcro y se encuentran con el ángel. Y este les dice: “No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí…” Ellas salieron huyendo despavoridas, y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
A la mañana siguiente Jesús se la apareció a María Magdalena, para que le avisara a los Discípulos lo que había sucedido. ¡Qué difícil fue para Jesús que lo entendieran! Al producirse su pasión y crucifixión, todos lo abandonan. Fue necesario el milagro de su resurrección para que les volviera el alma al cuerpo a sus seguidores.
Y Jesús, en sus apariciones como resucitado, al fin logra que sus Discípulos lo entiendan. Por eso Marcos termina su evangelio diciendo: “Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con los signos que la acompañaban”. Fue el último milagro de Jesús, antes de ir a sentarse a la diestra de su Padre.
miércoles, 18 de abril de 2012
CUENTOS CORTOS # 33
LA CUMBRE
Me encontraba perdido en la calle, cuando un vieja octogenaria me llamó por mi nombre. Ni idea quién era. No la reconocí, pero luego de que se presentó, se trataba de una mujer guapísima que participó en el reinado de belleza de Cartagena, hace varias décadas.
¡No lo podía creer! ¡Semejante esperpento! Oculté en seguida mi sorpresa, y la saludé con el: “Hace rato no te veía”, y luego con el: “Sigues tan bonita como siempre”. Y terminé con la disculpa rola: “No nos volvimos a ver, porque no te dejaste ver para atenderte”. Caminamos un trecho largo diciendo pendejadas, hasta que surgió el tema de “La Cumbre”.
Había ocurrido en Cartagena del 9 al 15 de abril del 2012, y habían concurrido a ella como 30 presidentes americanos. Ella estaba feliz con lo ocurrido. Y su comentario de fondo fue que lo más importante fue haber visto a Shakira cantando el himno nacional, y a la niña de 10 años, que entró a la cumbre saltando, dando giros y llevando en la mano el colibrí, que fue el símbolo de la reunión, para decirles a los presidentes lo importante de lograr que América esté unida.
Luego discutimos acaloradamente, ya que no era partidaria, como Obama, de legalizar la droga. Ella sostenía que el consumidor no tenía la culpa. El drogado está drogado sin culpa, ya que se ha transformado en enfermedad. ¡Imagínate!, me dijo, el problema se convierte en un problema de salud pública. ¡Ya se sale de las manos!
Yo le hice ver que el drogado, antes de estar drogado, tiene que haberse dado cuenta del asunto, tanto con problemas para él, como para su familia y la sociedad. Ella, ante esto fue muy clara: “No tiene la culpa porque está drogado”. ¡Pobrecito! En eso Obama tiene razón.
Le propuse entonces pasar el tema de problema de salud pública, a la necesidad de hacer efectiva la cultura educativa de todo el mundo y del joven, especialmente. ¡Qué va! ¡No sea chinche! Me respondió con cuatro piedras en la mano. ¡Eso nace con uno! Nadie se resiste a un clorhidrato de cocaína. ¡Es superior a las fuerzas que uno tenga! Me hizo ver de mil maneras los tropiezos que ha tenido con los nietos y los biznietos frente a la droga. No vale decirles… y cuando ya no se puede hacer nada, entonces lo que queda es un tratamiento médico que sirve para una temporada, antes de volver a empezar a hacer lo mismo de siempre. ¿Será que Dios nos abandonó?, le pregunté. Y ella, de una buena vez me dijo que Dios era en esto detestable. Tiene todo el poder para arreglar el lío y no lo hace. Es omiso, y creo que no le importa nada el problema.
Me tocó proponerle un tema diferente, a ver si lograba que Dios no fuera un tipo tan detestable. ¿No te parece que la Pascua que acaba de pasar, contradice tu idea de hacer de Dios una persona omisa, indolente? Me miró con picardía: “¡Ya sé lo que vas a decir!”, me respondió y se calló como si hubiera bajado sobre ella el telón de boca del Teatro Colón.
Luego de un minuto de silencio, le pregunté como quién no quiera la cosa: ¿Sabes que es un telón de boca? De qué me estas hablando, me dijo asustada. Y le conté, un telón de boca es una pieza de tela o papel pintado situada normalmente en la boca de la escena, (de ahí su nombre), y que sirve para esconder, antes de la representación, lo que hay dentro del escenario. Sube y baja, o bien se abre por en medio hacia los lados. ¿Qué sugieres? Me respondió mirándome con mucha rabia, ¿cuál es el jueguito pendejo que me propones?
Es fácil, le hice ver, ahora que estuve en el festival de teatro de Bogotá, descubrí que detrás del telón tiene uno la explicación a muchas cosas. Empezando porque Dios está ahí, pero no se ve. La puesta en escena, sin embargo, lo lleva uno a pensar que el ser humano es libre, y es responsable de cómo actúa, y Dios mira la actuación sin intervenir. Es cuando falla algo, que el director de escena le hace ver al actor la urgencia de sintonizarse con Dios para lograr el arte histriónico. Ella puso cara de idiota. ¡Claro!, me endilgas el problema porque no miro al director de escena. ¡Claro!, como dices, en eso radica el problema. Es el actor el detestable… ¡claro! Dejó de caminar. Me miró de soslayo, y parecía decirme con los ojos: idiota, ¿por qué no te vas para el carajo? Y así lo hice.
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