sábado, 17 de diciembre de 2011

CUENTOS CORTOS # 28


La Basura

En esta Navidad le pido al Niño Jesús que cure a los bogotanos que tienen una idea errada sobre la basura. Porque a cualquiera le parecería de pésimo gusto, pensar en lo que responden un buen porcentaje de bogotanos, cuando botan un papel en la calle, diciendo que para eso ellos están pagando el servicio de aseo.
Lo pude comprobar en Usaquén, en la carrera 6, entre calles 117 y 116. Apenas dos cuadras. Y lo comprobé porque me regalaron una pinzas de un metro de largo, con la cual salí a mirar cómo era la cosa, con un talego grande. En esas dos cuadras recogí en papeles, colillas, balsas de plástico, etc., una cantidad inimaginable de basura.
Hablé con los porteros, celadores y obreros que me encontré en la vía, refiriéndoles el suceso. Ellos me contaron que las gentes decían eso, que la empresas de aseo recogían la basura, y se molestaban cuando se les advertía que esa no era una respuesta adecuada. Botar basura a la calle es de mala educación. Iniciaba la conversa haciéndoles ver que la Sabana de Bogotá, tiene un declive hacia el sur occidente, y que por eso encontramos el Salto de Tequendama en esa dirección, y les mostraba todo lo que recoge la lluvia en el gran talego que llevaba con la basura, y las pruebas de que son los barrios del sur occidente los que están más inundados, porque las alcantarillas están atascadas con esta basura de las gentes mal educadas.
Me miraban extrañados con el tema. Ni los periodistas, ni el Estado, ni casi nadie, tienen conciencia de eso. Ahora que las alcantarillas están atascadas, y que muchos de los barrios del sur occidente están inundados de agua, resistiendo el mal olor de las aguas negras, y el peligro de las infecciones en las gentes que viven allí, incluyendo, claro, a los niños especialmente.
¿Qué podamos hacer? La respuesta es: ¡nada! Entiendo que en los países desarrollados hay multa para quién tire la basura en la calle. Pues hay que corregir esa actitud indiferente, y sancionar ejemplarmente, a quién se le ocurra hacerlo.
La sensación que dejan estas cosas, no sólo es deprimente. Me parece que se sale de toda razón, sabiendo que no podemos tener una conducta en que no prime sobre todas las cosas, el respeto por el otro, el respeto por el aseo en las calles, la conciencia del daño que hacemos, como si fuera lo normal hacerlo, sabiendo que la calle es nuestra casa también.
Y me acordé entonces cuando viví en Sopó, un municipio que a mediados del siglo pasado, apenas comenzaba a conocerse como productor de quesos. Éramos pobres, pero no conocí a nadie pidiendo limosna. Nos saludábamos todos, porque nos conocíamos. Y lo que más me gustaba, era que los habitantes, con frecuencia barrían las calles, y el pueblo permanecía con un limpieza increíble.
El pueblo de Sopó, pobre, de esa época, le da una lección a los bogotanos desarrollados de estos tiempos. Desarrollados en lo material, y torpes en algunas de sus maneras de ser: botar basura a la calle, para que la empresa de aseo la recoja, olvidando que antes que la empresa pase, la lluvia se la lleva para las alcantarillas, los caños, los desagües. ¡Qué horror!

martes, 13 de diciembre de 2011

LECCIÓN DE CRISTO 13_12_2011


ALGUNAS PALABRAS DE JESÚS

En esta navidad reflexionemos sobre sus palabras

(Dejemos por un momento las luces de Navidad, la pólvora, la fiesta, etc., y en un rincón de nuestra casa, fuera del “ojo humano externo”, entremos en nuestro interior para pensar en estas 34 frases de Jesús.)

·             Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros.
·             El que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero sea esclavo de todos.
·             Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedaste, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.
·             No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
·             No necesitan médico los sanos. Sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores a que se conviertan.
·             El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
·             Cuando des limosna que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.
·             Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es Dios a Dios.
·             No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
·             Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos. Vosotros en cambio la habéis convertido en cueva de bandidos.
·             Yo soy la luz del mundo, el que me sigue tendrá la luz de la vida.
·             El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.
·             Bendito seas, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla.
·             Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados; dad, y se os dará: en vosotros verteré una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. Y recordad que con la medida que uséis, la usarán con vosotros.
·             El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.
·             ¿No debías tú tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?
·             Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra.
·             (Jesús a la samaritana): Si conocieras el don de Dios y a quién es el que  pides de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.
·             (El hijo pródigo): Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.” (Y el Padre lo perdona, no le reclama por su pasado, y hace fiesta.)
·             (Dice María):”Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según su palabra.”
·             …el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.
·             Yo soy la luz del mundo –dice el Señor- el que me sigue tendrá la luz de la vida.
·             El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
·             Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
·             Porque todo el que se enaltece será humillado,  y el que se humilla será enaltecido.
·             Yo soy la luz del mundo, el que me sigue tendrá la luz de la vida.
·             No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
·             Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único; todos los que creen en Él tienen vida eterna. 
·             Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí no morirá para siempre.
·             No quiero la muerte del malvado, sino que cambie de conducta y viva.
·             Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
·             Quitaos de encima vuestros delitos, y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo.
·             Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, como yo os he amado.
·             (Jesús, muriendo en la Cruz): Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen.
 



viernes, 9 de diciembre de 2011

LECCIÓN DE CRISTO 9_12_2011


EL SUFRIMIENTO

Con el padecimiento a que nos tiene sometidos en Colombia el invierno, pensé en buscar una explicación, que nos permita vencer el sufrimiento, o mejor en transformarlo en un motivo para pensar en cómo podemos estar bien, aceptarlo y vencerlo. Saber qué motiva a la ley natural para hacernos sufrir, puede llevarnos a reflexionar sobre lo que tenemos de malo en nuestro interior, que nos pueda fortalecer contra el dolor en general, en base a que hagamos el bien y corrijamos el error.
Y llegué a esto, porque es muy sencillo dar gracias cuando recibimos un bien. Un verano o una primavera por ejemplo. Pero resulta cuesta arriba, o incluso impensable, dar gracias por el sufrimiento de este invierno. Exploremos la radical idea de que el sufrimiento sirve para más de un propósito positivo en nuestras vidas. Según el diccionario, el sufrimiento es agonía, aflicción, dolor intenso o pena. En cambio según la Biblia es la motivación para quitar la vista de las cosas temporales para poder ver las realidades eternas en nuestro interior, (Fil. 3:8).
Filipenses nos habla del verdadero camino de la salvación cristiana, exactamente. San Pablo dice sobre su amor a Jesús: “…por quién perdí todas las cosas…”, y lo dice para ganar por encima de las cosas materiales, la felicidad espiritual y el amor puro que le inspiraba Jesús. 
Por eso por más crudo que sea el invierno, y con el agua en el pescuezo, podemos tener la fuerza para salir adelante, e incluso sonreír. Lo importante es conservar el espíritu. Aquello que puede trascender y darnos fuerza para vivir en el dolor.  Porque casi nunca pensamos que estamos volando en una pájaro que se llama Tierra, alrededor del Sol, y que no sólo la vida es un soplo, sino que ese mismo pájaro está pasando por el calentamiento global, (causa del invierno), y puede además ser alcanzado por explosiones solares, que según la NASA las hubo en febrero y junio del 2011, y las seguirá habiendo. Y es probable que sea cazado ese pájaro tan pequeño, que se llama Tierra, frente a los Big Bang del cosmos, que se suceden a diario en menor escala que el primero que formó nuestro actual sistema universal, y nos lleve a decir adiós a todo lo que vemos.
Pero tranquilos. Mateo nos trae la solución a nuestra pena. Dice que con el sufrimiento Dios atrae nuestra atención. De hecho no deberíamos esperar al sufrimiento para volver los ojos a Dios, pero seamos sinceros, cuando todo va bien, pocos somos capaces de entender que es Dios quien merece el mérito y no nuestras propias fuerzas y habilidades. Sólo cuando las cosas salen mal y las cargas de este mundo nos agobian, es que volvemos los ojos hacia el Creador. Jesús es un maestro bondadoso. Citado por Mateo es muy claro, (Mat.11,28-29): “Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.”
Sufrimiento como el que padeció Jesús en la cruz, creo que a cualquier ser humano le queda grande. Y además decir: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”, es inimaginable que salga una frase así en ese ser humano, apegado a lo material, y seguramente, quién jamás ha tenido la intención de llegar a su interior, para entender las palabras de Jesús. Ese ser que nos ha enseñado cómo vivir la vida, sometido a la felicidad, y claro, al sufrimiento.
Entonces, frente al invierno, no nos queda sino ser mansos y humildes de corazón, y empezar a trabajar por reconstruir cada día todo lo perdido en lo material. Y con el espíritu de Jesús, decir entones: ¡Adelante! Antes de que se termine el tiempo!



lunes, 5 de diciembre de 2011

CUENTOS CORTOS # 27


LA VIDA PASAJERA

Ayer asistí a mi propio funeral. Estaban todos mis parientes y mis amigos del ancianato.  Muchas personas mandaron flores para no ir, porque era festivo. El cajón era de color oscuro. Y me extrañé de ver al cura echándole agua bendita con la mano temblorosa. No sé, pero me pareció que estaba espantando al diablo.
Posé mis ojos sobre todos los presentes, y me admiré. Era la primera vez que era el centro de la fiesta. Siempre fui gris, y no despertaba ninguna mirada como ahora. Hasta oí comentarios que jamás había oído. Nunca imaginé que los conceptos sobre mí, fueran positivos, porque en un 90% todos eran ni fu ni fa.
Claro, a muy pocas personas yo les hacía falta, a muchas les daba la ceremonia lo mismo que nada. La mayoría cumplían el rito, como algún cura señaló a un confesante que se paró del confesionario después de decir sus pecados, pasó la calle, y siguió en lo mismo. Era parecido, no había en el interior más que lo mismo del devenir cotidiano, más de rutina que otra cosa. La generalidad, por eso pensaba que este que se fue, no dejó nada. ¡Qué cosa! Era pobre y vivía en un ancianato de caridad ¡Qué horror! ¡Nada y cero es lo mismo!
Después de que entraron el cajón al hueco, me pareció sorprendente que me estuvieran poniendo una señal, para poner la lápida con los datos. Habían escrito mi nombre con “h”, pero pensé que era necesario, para no perder el rastro  entre tantas tumbas. Me quedé solo en un momento. Sin embargo, al desaparecer todos los asistentes a la ceremonia, se vinieron los floristas del cementerio a recoger las flores para llevarlas a su negocio. ¡Que cosa! Siempre lo ajeno tiene un atractivo especial en nuestro medio.
Pasaron los años, y regresé. Mi memoria en los demás se había cambiado por otros tantos que habían desaparecido. Cuando hablaban de mi familia, el único recuerdo mío era el hijo número tal, y el año en que fueron desapareciendo todos nacidos a comienzos del Siglo XX. ¡Qué cosa! ¡No quedó nadie vivo!
Me dí un paseo por todos los sitios que frecuentaba, y todos habían cambiado algo. Ya no era lo mismo. Nuevos edificios y casas. Hasta los vehículos eran diferentes, cada año les habían hecho modificaciones sutiles para aumentar las ventas. Pasó la niña que salía a caminar con su mascota, hecha una beldad. Todo el personal donde me tomaba un tinto, estaba nuevo. Pienso que si volviera a vivir, nadie me reconocería.
Esto fue a los pocos años de irme. Creo que cuando se cumplan los 50 años de mi defunción, absolutamente nadie tendrá un recuerdo de mi. Es probable que ni siquiera un retrato mío entre mis conocidos. Y luego que fui de nuevo al cementerio, mi restos eran un poco de polvo, entre los que se distinguían mi huesos blancos, esparcidos entre la tierra. 
Me devolví cabizbajo por donde vine. En realidad tenía la sensación que no había pasado nada. Todo, absolutamente todo se desapareció de la memoria. Mi pregunta interior me sorprendió: ¿Qué hice? ¿Qué dejé? ¡Hummm! Nada…nada, ¡qué vaina!
Alguien me tocó el hombro, me volví y era el padre Rodríguez, el eudista de la parroquia, que había seguido mis pasos, luego de morir hacía un tiempo, como yo. “Su muerte es un gran alivio”, me dijo con una sonrisa. “Precisamente al verificar usted mismo, que la vida es pasajera, es un soplo que pasa, y pasa para todos los seres humanos.”  Le comenté que había sentido que mi vida fue igual a eso, una soplo, mejor dicho nada. Me dijo que depende: “Si has vivido siempre afuera de ti, fuiste como un mosco, y no más. Te mueres y regresas a la tierra, y ya. Pero si has entrado en tu interior la cosa cambia. Entonces eres espíritu, y por ello, trasciendes a una nueva vida. Sin espacio, sin tiempo. Sin las limitaciones humanas.” Padre… le dije admirado. ¡Usted me salvó la vida!

sábado, 3 de diciembre de 2011

CUENTOS CORTOS # 26


LAS PROFECÍAS DEL FIN

No siempre un cuento es para echar un cuento. A veces sirve como experiencia no más. Para ver en el interior lo que puede ser trágico, doloroso, lo final, lo que se acaba para siempre. Y parece que nos deja fríos, sin esperanza, cuando nos hablan de los pastorcitos de Fátima, y del secreto que no quisieron revelar para no angustiarnos con el fin del mundo. Miramos a la Virgen de Fátima, y parece que le decimos esto: ¡Cómo nos haces esto, Virgen Santísima!
Pensamos que es algo terrible, pero el cuento no puede ser tan siniestro. Si miramos el mundo como está hoy, hay cosas muy negativas, pero no todo está mal. Sabemos que hay gente que tiene fe. Y en esas gentes están las personas que comprenden que lo doloroso, lo trágico, viene por culpa nuestra, y que sólo nosotros podemos arreglarlo. Uniéndonos. Hablando todos el mismo idioma. ¡Cosa difícil! Pero no imposible. Cuando creemos que la ley natural nos envuelve a todos. Y cuando vemos que somos nosotros los que estamos destruyendo el mundo.
Y singularmente el hombre cuando sufre, deja de ser estúpido y piensa: estamos en un pájaro, que llaman tierra, y que vuela gratis alrededor del sol. Y que todo es pasajero. Impermanente. Corruptible. Todo lo que vemos con el tiempo cambia o desaparece. La vida nos deja viviendo un chispero, cuando nos damos cuenta, que el presente, el ahora, es lo que tenemos para superar el sufrimiento. Por eso el sufrimiento es positivo, porque nos llama al cambio, a poner los pies en la verdad.
Estudiamos lo que dice la NASA, las profecías Mayas, y lo que dijeron los pastorcitos de Fátima, y no ocurre gran cosa en nuestra alma. O se nos vuelve un embrollo de los diablos. No sabemos qué hacer, qué pensar… ¡claro!, porque todo lo que es simple y sencillo, nos parece una pendejada. ¡Que sencillo parece mirar el interior! Sentarse en un sitio que esté fuera del ojo humano externo, para que con ese instrumento divino que llaman fe, lleguemos al interior, para ver cómo estamos…
En esta Navidad del 2011 deberíamos hacer esta experiencia, como algo no solamente práctico, sino infinitamente necesario, cuando celebramos el nacimiento del Niños Dios. Es cierto, con esto nos llega lo positivo. Descansamos porque no es cuestión que tenga que ver con nuestra voluntad de terrícolas, sino de la voluntad de Dios, el único que puede cambiar el sufrimiento terreno por el triunfo de la verdad, en el amor a Dios, en la conciencia del amor puro, que genera su misericordia infinita, cuando sabemos que somos sus hijos, que nos ama y nos lleva para siempre en su corazón.