sábado, 28 de mayo de 2011

LECCIÓN DE CRISTO 26_5_2011


Epístola de los Romanos

Romanos, capítulo 1, 1-15: Saludo. Pablo está en Roma, y esto ya es muy difícil para él, porque se encuentra en un medio ya constituido, formado, existente, al cual tiene que empezar por decirle quién es él, para que lo acepten. Por eso la carta comienza: “Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el evangelio de Dios”. Y sustenta esto haciendo referencia al Antiguo Testamento, para lo cual en el versículo 5, luego de que informa que Jesús fue el prometido por medio de los profetas, esto le da el derecho de representarlo, diciendo: “Por él hemos recibido la gracia del apostolado”. Al final hace recomendaciones y saludos, a una serie de personajes que han estado vinculados o conocidos por la comunidad romana, y entre ellos habla de Timoteo, Lucio, Jasón y Sosípatro, sus parientes, en el capítulo 16,21-23, y habla de Tercio que ha escrito esta carta a los romanos, haciéndonos ver todas la conexiones que tiene con la gente de la comunidad romana.
En el Capítulo 15, 14-33 (ver), Pablo expone su ministerio, dirigido especial a los gentiles: “Por eso te bendeciré entre los gentiles y ensalzaré tu nombre.” Y agrega: “Gentiles, regocijaos juntamente con su pueblo”, y “Alabad, naciones todas, al Señor…” Y les advierte: “Los que ningún anuncio recibieron de él, le verán, y los que nada oyeron, comprenderán.”
Y para Pablo cualquiera puede llegar a ser santo, porque la santidad es solamente un atributo de Dios, por eso para Pablo todos los gentiles y todos los paganos, pueden llegar a ese estado, siempre y cuando, amen a Jesús, que es Dios. Dios nos santifica, porque Él nos ama, siempre y cuando nosotros estemos dispuestos a amarlo.
Lo más profundo de Pablo es convencer a una comunidad que Jesús es Dios. Y lo hace con riesgo de su vida, en un medio hostil. Pero no tiene miedo de hacerlo, porque está convencido de su misión y sabe que con el ejemplo puede formar seguidores, y que vale más hacerlo que permanecer en silencio, por el miedo a la guardia pretoriana romana.
Por eso sin ningún reato afirma: “Por él hemos recibido la gracia del apostolado, para obtener la obediencia de la fe entre los cuales os contáis también vosotros, llamados de Jesucristo. A todos los amados de Dios que estáis en Roma, santos por vocación, a vosotros gracia y paz.
Finalmente, hay que considerar que el paso de Pablo por Filipos, en Grecia, cuando hablamos de la carta a los Filipenses, no tiene la misma gracia que hacerlo en Roma donde le costó la vida. Veamos un biografía breve de Pablo:
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Nació entre el año 5 y el año 10 D.c., en Tarso, en la región de Cilicia, en la costa sur del Asia Menor (la actual Turquía). La ciudad de Tarso le concedió la ciudadanía romana por nacimiento (Hechos 22:22-29). Por lo que Pablo era ciudadano romano pese a ser hijo de judíos. Hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín, en su adolescencia es enviado a Jerusalén, donde estudió con el famoso rabino Gamaliel (Hch 22, 3). Tuvo una educación mucho mayor que los humildes pescadores que fueron los primeros apóstoles de Cristo. Pablo de Tarso fue un activo perseguidor de los cristianos bajo la influencia de los fariseos. De hecho él fue de los que participó y asintió en la ejecución de San Esteban, el primer mártir (denominado protomártir) de la iglesia de aquel entonces, quien fue víctima de lapidación no como consecuencia de la barbarie de la multitud, sino como cumplimiento de una ejecución judicial, pues Saulo contaba con la venia de Roma. En el año 36, camino a Damasco, tuvo una visión y se convirtió al cristianismo. Según el libro de los Hechos de los Apóstoles y las epístolas paulinas fue gracias a una aparición de Cristo camino de la ciudad de Damasco, después de la cual pide ser bautizado.
Comenzó su actividad de evangelización cristiana en Damasco y Arabia. Es perseguido por los judíos y huye a Jerusalén, donde es visto por Bernabé quien lo lleva con Pedro y con Santiago en el año 36. Huye de Jerusalén, escapando de los judíos de habla griega. Se lo llevan a Cesárea y es enviado a refugiarse en Tarso. Bernabé acude a Tarso y se va con Pablo a Antioquía, donde pasaron un año evangelizando. Antioquía se convierte en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo. Aquí surge por primera vez la denominación de cristianos para los discípulos de Jesús.
La conversión: Ocurrió en el camino a Damasco, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús. Y le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. En sus epístolas no da detalles sobre este hecho, pero sí afirma que perseguía a los cristianos y que se le apareció Jesús.
Decapitación de San Pablo. Pablo tuvo un testimonio que lo marcó para el resto de sus días, literalmente se pasó al enemigo para ser el principal difusor del cristianismo arriesgando su vida, sufriendo encarcelamientos y, finalmente, morir decapitado en Roma. Pablo fue fiel hasta la muerte al testimonio que lo convirtió en uno de los apóstoles más efectivos de Jesucristo. Alguno de sus biógrafos lo reconoce como el primer cristiano.

sábado, 21 de mayo de 2011

LECCIÓN DE CRISTO 19_5_2011


FILIPENSES II
Continuamos hablando de la historia del pueblo judío, para entender por qué Pablo habla en su carta a los Filipenses de su nueva posición que pasa de fariseo a cristiano. Dice en Filipenses 3,4-5, que él es circuncidado, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos, y en cuanto a la ley fariseo.
Pero antes de seguir adelante, hagamos un resumen muy corto de la historia judía, que sirve para entender todo el rollo en que siempre estuvo metido el pueblo judío, con su mismo pueblo, con los invasores y con las diásporas, (judíos que migraban unidos a otras partes), y por qué hablaban los profetas antes de las invasiones y la destrucción del templo.  Comienza el asunto con tribus que ocuparon el área comprendida entre los ríos Nilo en el oeste, donde está Egipto y el Tigris y el Éufrates en el este, donde hoy están Turquía, Siria, Irak. Rodeado por los imperios de Egipto y Babilonia y por el desierto de Arabia, y las montañas de Asia Menor, la tierra de Canaán (conocida sucesivamente por Israel, Judá, Cele-Siria, Judea, Palestina, Levante y finalmente Israel otra vez). Era un punto de unión de civilizaciones. La zona estaba atravesada por antiguas rutas comerciales, que unían el golfo Pérsico con la costa mediterránea y Egipto con Asiria.
Recordemos que Pablo está en Filipo en Grecia, en la parte de Macedonia. Está rodeado por gentiles o paganos, por judíos circuncisos y cristianos. Es una realidad compleja. En Filipenses 2,5: por ejemplo dice que para yo poder meterme a la propia realidad humana, tengo que renunciar a mi propia realidad, y meterme en la de los demás. Jesús es el mejor ser humano, porque se vació de sí, para ser de los demás. Se despoja de sí.  Se humilla así para ser elevado por su Padre. Tiene que hacerlo frente a esa realidad tan diversa, o si no, fracasa en su misión. En Filipenses 3, 17, advierte que es una arrogancia humilde, la de Jesús, no obstante ser Él hijo de Dios, pero es humilde, y su fin es obedecer el mandato del Padre. Lo mismo les pasa a los cristianos de verdad, que no tienen a Cristo encerrado, sino que lo manifiestan en su palabra, su ejemplo, su darse a los demás olvidándose de sí.
En Filipenses 3,1 y siguientes, escribe Pablo: “Atención con los perros”, para referirse a los paganos, con los cuales todo el pequeño pueblo cristiano está rodeado. Ese cuidado que debemos tener con los no creyentes, incluye también a los circuncisos judíos de Yahvé. Y Pablo habla de Filipenses 3,3, de los verdaderos circuncisos: la verdadera circuncisión es negar la carne propia. La verdadera circuncisión no es cortarse el prepucio. ¡Cuidado! El cristianismo no se puede volver un judaísmo atenido a la ley material, a los ritos y en general a lo externo. Lo externo es finito, es corruptible, y Jesús es interno, dentro de uno actúa y siempre en función de servir a los demás, y a sí mismo para poder servir. En Filipenses: 3,4-2, manifiesta que su propia vida vista, desde el panorama judío, como fariseo que era, tiene esto como basura para poder ganar a Cristo, que es todo para él. En Filipenses 8-11: Pablo juzga que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús. Y como Dios demuestra la tesis que nos acoge, en Filipenses 14 al 16, dice “…olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, al  premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús.”
Filipenses 3,17-21: “Hermanos, sed imitadores míos”, y les pide que se acuerden que el verdadero creyente es el que se deja mover por el Espíritu de Jesús. Recordemos que Pablo en Filipenses 3,4-7, define su tarjeta de presentación…yo soy el hombre de la alianza con Dios… Yo soy del Linaje de Israel, el mejor pueblo del mundo. Él es de la tribu de Benjamín, el hermano menor de José, y el hijo de Jacob, haciendo alusión a que Benjamín le daba total sentido a la vida de Jacob. Pablo es hebreo es decir de una raza pura. Él es fariseo, el que más conoce de la Ley y conoce a Dios. Es buen cumplidor de la ley. Mejor dicho Pablo es de Estrato 10. Sin embargo el dice: todo lo que yo creía es estiércol frente a Jesús. Cristo es su mayor tesoro. Hace una transmutación de lo judío a lo cristiano, y concluye… SED IMITADORES MÍOS.   

lunes, 16 de mayo de 2011

LECCIÓN DE CRISTO 12_5_2011


FILIPENSES
Pablo, Filipenses capítulos 1,2,3 y 4. Son varias cartas con motivos diferentes. Cartas escritas por Pablo de Tarso a los cristianos de Filipos. Su propósito principal fue agradecerles a ellos la ofrenda que le enviaron. Pablo trata también temas como la humildad, el gozo, la unidad y la vida cristiana. Filipos era una ciudad griega de la provincia de Macedonia, donde Pablo había fundado una comunidad cristiana cerca del año 50 d. C., durante su segunda gira misional.
La epístola fue escrita alrededor del año 60 o 61 d. C., desde la prisión en Roma, la denominada primera prisión. Sabemos que fue en Roma y en prisión por la misma carta, donde hace referencia a ella y a la guardia pretoriana. Capítulo 1. Filipenses 1:7 Se interpreta que Pablo escribió esta carta desde la prisión de Éfeso. Los hechos de los apóstoles mencionan que tuvo problemas en aquella ciudad con Demetrio y los plateros, (Hechos 19:23-40). A esta situación parece aludir cuando dice: En mis prisiones, en mi defensa y en la confirmación del Evangelio sois todos participantes de mi gracia. Insiste en ello poco después cuando dice:…mis cadenas se dan a conocer en todo el pretorio. Filipenses 1:13-14..
Capítulo 2 (Flp 2,6-11). San Pablo exhorta a los Filipenses a mantener la unidad y la paz en su comunidad, y a tal fin los invita a seguir el ejemplo de humildad dado por el Señor: «Tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús...» (v. 5); estas palabras enlazan con el texto del Cántico que para Nácar-Colunga. (La Nácar-Colunga es una versión católica de la Biblia impresa con autorización eclesiástica en su primera edición en el año 1944. Es de extrema importancia dogmática, porque en él se declara el triunfo de Cristo por la cruz y el anonadamiento sin dejar de ser Dios.) Se rebajó, por eso Dios lo levantó. Pablo está urgiendo a la comunidad de Filipos la unidad eclesial, cuyo presupuesto básico es la humildad (Flp 2,1-4). Les propone ahora, como acicate, un formidable ejemplo: la humillación de Cristo que desemboca en su glorificación. Los versículos 6-11, constituyen un precioso himno a Jesucristo. En él aparecen los elementos característicos de los himnos cristológicos. El tema central del discurso es el contraste entre la humillación de Cristo y la gloria de su resurrección, por la que queda constituido Señor de cielos y tierra. Pablo piensa en el Cristo histórico, y en el complejo problema: Dios y hombre. Pues bien, como Hijo de Dios, tenía por esencia todos los atributos divinos. Pudo haber manifestado exteriormente la gloria, que desde siempre poseía, y, por lo tanto, aparecer glorioso en su humanidad. Pero no lo hizo así. Hecho hombre, asumió la condición puramente humana, como uno de tantos, cargado con las debilidades comunes a los mortales, excepto el pecado. Su humillación culminó en la obediencia a la muerte de cruz. Por este anonadamiento y obediencia, el Padre lo glorificó constituyéndolo sobre toda la creación, y ordenando que toda criatura reconozca a Jesucristo como Señor, como Dios. En Cristo se cumplió, como en ningún otro, lo que él había advertido a los demás: «El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Mt 23,12).
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Capítulo 3. Filipenses 3:1-2 La carta a los filipenses tiene una cesura de carácter que no pasa desapercibida. Se puede decir que transcurre placidamente cuando, de pronto, Pablo afirma ¡Ojo a los perros! ¡Guardaos de los malos obreros! ¡Cuidado con la mutilación!. Estas advertencias y el polémico contenido que viene después sustenta la hipótesis de que esta epístola es en realidad una fusión de dos cartas independientes o que fue escrita con alternancia de dos estados de ánimo diferentes. Los capítulos 1 y 2 serían de la carta laudatoria y el capítulo 3 de la carta polémica. En cuanto al capítulo 4 es en su mayor parte tranquilo aunque algunos versículos pueden considerarse como pertenecientes a la polémica. Filipenses 3:5-6 contiene unos apuntes biográficos donde Pablo declara su origen judío, en concreto de la raza de Israel, de la tribu de Benjamin. Añade, además, que es por la ley, fariseo. Este dato tiene su complemento en el libro de los Hechos donde se dice que fue alumno de Gamaliel, un reputado escriba conocido también a través de fuentes judías.
Capítulo 4. Filipenses 4:15-16 Pablo mantenía una relación especial con la comunidad de Filipos que Pablo recuerda agradecido. Afirma que Filipos se hacía cargo de su debe y de su haber, es decir, que le pagaba sus deudas y que sostuvieron su actividad en Tesalónica. Este hecho es también recordado en 2 Corintios 11:7-9: “Pablo obligado a elogiarse a sí mismo: (9) Y estando entre vosotros y necesitado, no fui gravoso a nadie; fueron los hermanos llegados de Macedonia los que remediaron mi necesidad. Siempre evité el ser a vosotros gravoso, y lo seguiré evitando.”
Resumen tomado de Wikipedia.
 


sábado, 7 de mayo de 2011

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 101

NOYUD

El libro de “Noyud, tengo 10 años y estoy divorciada”, causó un gran impacto, pero no lo suficiente para producir un cambio en la mentalidad del mundo sobre los derechos de la mujer. Noyud nos muestra el predominio del hombre sobre la mujer, no por ser mejor ser humano, sino por ser más fuerte, y en nuestro caso, por ser más violento y pegar más duro. Lo que frente a la razón aparece como ridículo. Junto a esa brutalidad hombruna, la explicación lógica es que anda con el ego hinchado. Y lo digo porque lo sé. Soy hombre y lo confirmo por experiencia personal y de vida, porque soy octogenario.
Fue escrito el libro con la colaboración de Delphine Minoui, y en Colombia ya va en la quinta edición en el 2010. Noyud Alí es del Yemen. La República de Yemen (o también del Yemen) es un país de Oriente Próximo, situado en el Mashreq o noreste de África, al sur de la península de Arabia, rodeado por el mar Arábigo, el golfo de Adén y el mar Rojo. Comparte fronteras con Omán y Arabia Saudita. Su capital es Saná.
Yemen del Norte alcanzó la independencia del Imperio Otomano en 1918. Los británicos, que habían declarado un protectorado en el sur del país alrededor del puerto de Aden, se retiraron en 1967. Así se formó la República Democrática de Yemen o Yemen del Sur. El éxodo masivo de cientos de miles de yemeníes del sur al norte contribuyó a mantener varias décadas de hostilidades entre ambos países. Los dos países se unificaron formalmente como la República de Yemen en 1990. Un movimiento secesionista en el sur fue rápidamente disipado en 1994. En el 2000, Yemen y Arabia Saudí acordaron la delimitación definitiva de sus fronteras.
Bueno cabría preguntarles a los británicos por qué no le dieron a Yemen un estímulo para cambiar tantas costumbres absurdas con relación a la mujer. Todo esto hay que tenerlo presente, porque en el Oriente Próximo, los países no han tenido influencia de la civilización fundada en el hombre libre con instituciones democráticas. La influencia europea es nula totalmente. Obedece a lo que Descartes definió con estas palabras: Pienso luego existo. Y agregaríamos a esto, y que los demás se jodan. Y así ha pasado. Lo  vemos claramente con Noyud. Y en todo lo que están viviendo estos países del Oriente Próximo.
El fracaso del matrimonio de Noyud, tiene varias causas protuberantes: Ella no tenía registro civil, ni fecha de nacimiento. Ella se supone que tiene 10 años, pero pueden ser nueve. ¿Quién lo sabe? ¿Lo sabrá Julio? Ella no había alcanzado la pubertad; no fue su voluntad la causante del fracaso, fue la voluntad de su padre. La diferencia de edad: ella de 10 y su marido de 30 años, impide un conocimiento necesario en las relaciones de pareja, por eso los psicólogos hablan de la psicología evolutiva del ser humano, de acuerdo a la edad que tenga. Por eso pasamos de niño a adolescente, y de adolescente a adulto.
Negarle a ese ser humano su opinión respecto a su unión marital con otro ser humano, va contra el respeto a la libertad individual y al libre arbitrio. El padre de Noyud tomó su decisión de casarla seguramente por la dote que recibiría por ella, y esto es poner un bien material, por encima del bien espiritual que significa emprender una nueva vida, fundada en el interés del padre, dejando de lado el de su propia hija.
La vida humana es sagrada, y pertenece a la persona y no a la familia, porque es un bien único, que tiene una misión propia, y que sólo la puede vivir la persona misma, anclada a su propia alma, que tiene su propio destino, sus propios dones, y está llamada a cumplir su misión por voluntad nacida en su mismo corazón. Y así seguiríamos ahondando una situación que el hombre ha construido, muy por encima de la ley de Dios.
 La evolución del hombre tanto como el de la mujer en nuestro tiempo, pasó de seres súbditos de la monarquía, a seres humanos libres en la democracia. Esta libertad está basada en derechos y obligaciones. Estas últimas generan nuestros derechos. Y se ha llegado a ver la vida como un bien sagrado, único, desarrollado por un ser único, con una sola voluntad y un solo corazón. Trabaja y produce, y esto genera sus derechos. Pero Noyud, vive en un país, donde la religión tiene normas fanáticas, que no miran a la persona como tal, sino a un dios que tiene los mismos principio de la monarquía, cuando es quién genera los principios de la conducta social. El hombre libre, en cambio, genera sus principios basado en el bien propio y el de los demás, y no tiene para esto cortapisas religiosas, como las tuvo Noyud. Un ejemplo tiránico en nuestro medio sería exigir a las casadas que se tapen la cara con un velo. ¿Y se lo destapen como hizo Noyud al divorciarse? Sabiendo que es en el interior de la persona que debe estar ese velo, por propia determinación, y por el amor y el respeto que debe a su hogar, a sus hijos, a su familia, a su religión, a su país, a la sociedad en general.
Esta gran cantidad de divorcios que tenemos en Occidente, rompen con la matriz del hogar, que se forma con la encarnación de un hombre con una mujer, sin homosexualismo.  El sexo se volvió como el trago, el clorhidrato de cocaína, el cigarrillo, la marihuana, el opio, el basuco, etc. Supuestamente es lo máximo para sentir el placer de vivir, cuando el resultado son 40 o 50 enfermedades del sexo, y la desaparición de las neuronas cerebrales en el adicto, en perjuicio propio, de la familia y de la sociedad . 
En eso el Yemen nos puede dar ejemplo. Lo que ocurre es que no lo hace desde el interior del hombre, donde está Jesús, el amor puro, la compasión, la misericordia, el Espíritu creador. Sino el espíritu Musulmán, que hace que la persona se base en un credo religioso externo. La palabra árabe muslim, significa 'que se somete', e implica la completa sumisión a la voluntad de un dios,  musulmán que se esfuerza por rendir a las órdenes de dios cada paso del camino, sin hacer distinción entre la vida diaria, la religión y la política.
Entonces resulta que en los imanatos rige la teocracia manejada por hombres que tienen hinchado el ego y que pueden matar a sus coterráneos, como en el caso de Gadafi. Y que por su religión se creen dioses.
Creo que ese fue el error de los británicos. Les han debido decir a los coterráneos de Noyud, que todos los hombres somos iguales antes de retirarse en 1967, hace escasamente 44 años. Que nuestros derechos nacen en la medida que respetemos a los demás, los amemos, sintamos compasión por ellos, es más, estemos siempre al servicio de ellos. Que la religión está separada de las ramas del poder público, pues los humanos que las representan, por su libre arbitrio, pueden tener fallas, porque son humanos y no dioses como Gadafi. Y que por eso existe el derecho a elegirlos democráticamente, de acuerdo a como hayan desarrollado su misión pública, porque el Estado lo rige la voluntad popular, y no Gadafi.
Finalmente, tengo a Noyud en el corazón. Su ejemplo cunde. Su rebelión nos despierta una admiración para imitar, cada vez que nos hablen de violencia intrafamiliar, o nos encontremos como en Colombia, a niños pidiendo limosna en las calles, o abandonados en un talego. En nuestra democracia, Jesús es la guía. Está inmerso en nosotros, somos sus instrumentos, y actuamos como instrumentos de su Espíritu Creador, por la paz de los egos hinchados y de las niñas maltratadas. Somos microbios que volamos alrededor del sol. Somos pasajeros de un avión que llamamos tierra… bueno, a ver si aterrizamos en el corazón de un hombre que matamos y sin embargo resucitó.

jueves, 5 de mayo de 2011

LECCIÓN DE CRISTO 5_5_2011


Los Discípulos de Emaús
Lucas 24, 13-35
Dos de los Discípulos van camino de Emaús. Conversan sobre lo ocurrido en Jerusalén con la Pasión de Jesús. Como todos los seguidores de Jesús, después de su crucifixión, lo abandonan por miedo a los judíos. Van conversando sobre lo vivido, y se supone que van deprimidos y golpeados. Lo que ellos esperaban como su salvador, fue muerto como un delincuente.
Jesús aparece a su lado, pero ellos no lo reconocen. No se pueden imaginar que ha resucitado. Jesús les pregunta: ¿De qué discutís?, y ellos le cuentan su tristeza. Se muestran extrañados que Él no sepa lo que ha pasado en Jerusalén. No entienden que el Nazareno profeta poderoso en obras y palabras, nuestros sacerdotes y magistrados lo hayan crucificado. Han pasado tres días y nos ha dejado, piensan ellos.
Pero estamos sobresaltados, porque mujeres de las nuestras fueron al sepulcro y no hallaron el cuerpo, y que una legión de ángeles decían que Él vivía. Y después fueron unos de los nuestros y comprobaron el hecho.
Jesús los regaña: ¡Oh insensatos y tardos de corazón!, les dice y les recuerda lo que han dicho los profetas en el ANTIGUO TESTAMENTO. Desde Moisés y los profetas, es decir todas las escrituras, han hablado de este hecho, y aún no creéis, les reclama. Pero ellos siguen sin entender la verdad. La mente no les aclara los hechos, porque no creen que quién les habla es Jesús resucitado.
Pero algo raro sentían en sus adentros, y le pidieron a Jesús que se quedara con ellos, porque era tarde. Jesús accede, y a la hora de cenar, al partir el pan lo reconocen. La sorpresa es grande. Pero Jesús desaparece. Y ellos que iban a Emaús huyendo de los judíos, comentan: “¿No estaba ardiendo nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las escrituras?
Se esfumaron sus temores y regresaron a Jerusalén, y se encontraron a los once y a otros que estaban con ellos, y dijeron: ¡Es verdad! Simón les confirmó: ¡El Señor ha resucitado! Esto significaba que la crucifixión se transformó de derrota en victoria. Todo el sufrimiento que vivieron en la pasión del Señor se transformó en una victoria que no tenía atenuantes. Jesús era el Mesías, el que vino a salvarnos, y estamos salvados.
La gente comenzó a transformarse, porque no son solamente los dos discípulos que van a Emaús, es toda la comunidad la que vive este milagro. Es una conmoción que sacude todos los corazones. Y la clave, curiosamente es la resurrección, porque si se la quitamos a la cruz la resurrección, la misión de Jesús queda como un fracaso. Tal como ocurría en los momentos que se vivieron tres días antes, cuando Jesús estaba colgado de la cruz, y todo el mundo salió a perderse, como los discípulos de Emaús.
En la comunidad nadie se imaginaba que un milagro así pudiera darse. Un inocente clavado en la cruz, era un pecado grande, un crimen de lesa humanidad, imperdonable. Sin embargo, nadie que lo conoció, que lo recibió con ramos el Domingo anterior a la crucifixión, esperaba su resurrección. Nadie.
Pero el resucitado baja a los infierno y sube a la derecha del Padre Todopoderoso, y la comunidad queda con el compromiso de hacer un discernimiento de esa experiencia vivida con los apóstoles y los discípulos de Emaús como testigos del hecho, experiencia que ellos vivieron y que pasa a cada quién con la fuerza que nos dejó Jesús en la Eucaristía. Lo que quiere decir, que Él si se queda con nosotros, entra con el pan y el vino, y se queda en nuestro corazón, siempre que a través del discernimiento comprendamos que Él obra en nosotros, que somos sus instrumentos, para realizar lo mismo que Él hizo en vida, por nuestro medio, para salvar a la humanidad.     
La resurrección también es eso: Jesús no se va. Se queda con nosotros. Nosotros somos Jesús. El no murió. Resucitó en cada uno de nosotros. Está vivo porque yo estoy vivo.